El edificio
Aunque la documentación es escasa, parece ser que hacia 1634, el hermano jesuita Francisco Bautista preparaba la traza de la capilla.
El interior del edificio está constituido por una sola nave central con cabecera plana, a la que se abren seis capillas laterales dispuestas entre contrafuertes y comunicadas entre sí. Sobre el acceso al templo está situado el Coro.
La cubierta de la nave esta formada por bóveda de cañón de cuatro tramos, dispuesta entre pilares y pilastras toscanas. La bóveda presenta lunetos en cada uno de sus tramos.
El crucero está formado por una cúpula sobre pechinas, con alto tambor y linterna de remate.
El retablo que preside el presbiterio, es una imponente obra barroca con columnas salomónicas cubiertas de racimos de uvas y de pámpanos. En su entablamento se observan cuatro ángeles que dirigen su atención al relieve de la Santísima Trinidad situado en su centro.
En la hornacina situada en un nivel inferior, se sitúa un crucificado, obra de los años sesenta del pasado siglo. En los dos laterales, entre las enormes columnas, aparecen las imágenes de San José y del santo titular de la parroquia: San Nicolás.
Los paramentos interiores del templo están labrados con diversos elementos de estuco. Aparecen en el entablamento dobles modillones de gran plasticidad.
Las pilastras de la nave se resaltan con marcos moldurados, que también adornan las superficies abovedadas, donde aparecen elementos rectangulares y triangulares con contornos muy movidos.
Las pechinas que sujetan la cúpula esta decorada con abundante hojarasca, conteniendo cartelas con el anagrama jesuita JHS. La parte inferior de la balconada también esta adornada con grupos de modillones.
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La fachada de la iglesia es de fábrica de ladrillo y zócalo de piedra, con una imponente portada barroca que presenta el relieve de la Santísima Trinidad, bajo una escultura de la Fe. Sigue las pautas de los templos conventuales de Guadalajara, utilizando el ladrillo como material constructivo y dejando la piedra para los detalles ornamentales.
Presenta una ordenación en tres calles (central y las dos laterales) que reflejan la distribución interior del templo. El cuerpo central culmina en un frontón de características similares a los empleados por fray Lorenzo de San Nicolás en algunas de sus obras y que figura en su Tratado de Arquitectura.
El conjunto de la portada se encuentra flanqueado en su base por dos columnas que sobresalen de la fachada y que sustentan un frontón roto, que sirve de apoyo a sendas esculturas de ángeles en actitud de veneración ante el misterio de la Santísima Trinidad.
Sobre este relieve, aparece un sol radiante que se acomoda en la parte inferior de un pequeño frontón, sobre el que está apoyada la figura de la Fe, alojada en una hornacina decorada con ornamentos barrocos.
La entrada está formada por un arco de medio punto apoyado en pilastras, que sirve para enmarca una reja de forja como protección del templo.