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Celebración comunitaria del sacramento de la Unción de enfermos, en nuestra parroquia

El domingo, 25 de mayo, Pascua del Enfermo, en la misa de 12:00 h. en nuestra parroquia, tendremos la celebración comunitaria del sacramento de la Unción.

El Sacramento de la Unción de Enfermos confiere al cristiano una gracia especial para enfrentar las dificultades propias de una enfermedad grave o vejez.
El rito esencial del sacramento consiste en ungir la frente y las manos del enfermo con aceite de oliva bendecido por el obispo; la unción va acompañada de una oración que reza así: «Por esta santa unción y por su bondadosa misericordia, te auxilie el señor con la gracia del Espíritu Santo, para que, libre de tus pecados, te conforte en la enfermedad y te conceda la salvación. Amén.»

EN ESTE ENLACE PUEDES CONSULTAR MATERIALES PARA LA JORNADA

 

Proyecto de acompañamiento en hospitales. Sociedad de San Vicente de Paúl (SSVP)

 

La Sociedad de San Vicente de Paúl (SSVP) ha lanzado un proyecto de acompañamiento en hospitales para brindar apoyo a personas hospitalizadas y a sus familiares.

Este proyecto, que va dirigido a los aspectos más trascendentales de la persona, busca humanizar el entorno hospitalario, y ofrecer consuelo y compañía en momentos de soledad y vulnerabilidad.

Los servicios de acompañamiento en hospitales incluyen:

  • Visitas de acompañamiento: Los voluntarios de la SSVP visitan a pacientes hospitalizados que se encuentran solos, proporcionando compañía y apoyo emocional. Estas visitas ayudan a aliviar la soledad y a mejorar el estado anímico de los pacientes.
  • Acompañamiento a familiares: Además de acompañar a los pacientes, también ofrecemos apoyo a sus familiares, escuchando sus necesidades y preocupaciones, y proporcionándoles consuelo y orientación.
  • Apoyo en gestiones: Ayudamos a los pacientes y sus familiares a realizar gestiones dentro del hospital, facilitando su experiencia y asegurando que reciban el apoyo necesario para trámites y procedimientos.
  • Actividades de animación y entretenimiento: Organizamos actividades recreativas y de entretenimiento tanto para los pacientes como para sus familiares, con el objetivo de mejorar su estado anímico y proporcionarles momentos de distracción y alegría.

Para llevar a cabo esta tarea se necesitan voluntarios

Haz voluntariado en el programa de Personas hospitalizadas

Necesitamos voluntarios mayores de 20 años, con capacidad de empatía y escucha, trabajo en equipo e inquietud por la formación personal. El tiempo de dedicación es variable, pero requiere como mínimo una mañana o una tarde a la semana, además de un tiempo extra cada mes para las reuniones de equipo, coordinación y cursos de formación específicos.

Si estás interesado en colaborar puedes informarte en: https://ssvp.es/que-hacemos/enfermos-hospitalizados/  y en los teléfonos 604904202/ 686076895.

Sexto domingo de Pascua- Ciclo C

El Evangelio de hoy nos lleva al Cenáculo. Durante la Última Cena, antes de afrontar la pasión y la muerte en la cruz, Jesús promete a los Apóstoles el don del Espíritu Santo, cuya tarea será enseñar y recordar sus palabras a la comunidad de los discípulos. Lo dice Jesús mismo: «El Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho» (Jn 14, 26). Enseñar y recordar. Esto es lo que hace el Espíritu Santo en nuestros corazones.
 
En el momento en el que está por regresar al Padre, Jesús anuncia la venida del Espíritu que ante todo enseñará a los discípulos a comprender cada vez más plenamente el Evangelio, a acogerlo en su existencia y a hacerlo vivo y operante con el testimonio. Mientras está por confiar a los Apóstoles —que quiere decir, en efecto, «enviados»— la misión de llevar el anuncio del Evangelio a todo el mundo, Jesús promete que no quedarán solos: estará con ellos el Espíritu Santo, el Paráclito, que estará a su lado, es más, estará en ellos, para defenderlos y sostenerlos. Jesús regresa al Padre pero continúa acompañando y enseñando a sus discípulos mediante el don del Espíritu Santo…
  
El segundo aspecto de la misión del Espíritu Santo consiste en ayudar a los Apóstoles a recordar las palabras de Jesús. El Espíritu tiene la tarea de despertar la memoria, recordar las palabras de Jesús. El divino Maestro ya había comunicado todo lo que quería confiar a los Apóstoles: con Él, Verbo encarnado, la revelación está completa. El Espíritu hará recordar las enseñanzas de Jesús en las diversas circunstancias concretas de la vida, para poder ponerlas en práctica. Es precisamente lo que sucede aún hoy en día en la Iglesia, guiada por la luz y la fuerza del Espíritu Santo, para que pueda llevar a todos el don de la salvación, es decir, el amor y la misericordia de Dios. Por ejemplo, cuando vosotros leéis todos los días —como os he recomendado— un trozo, un pasaje del Evangelio, pedid al Espíritu Santo: «Que yo entienda y recuerde estas palabras de Jesús». Y después leer el pasaje, todos los días… Pero antes, esa oración al Espíritu, que está en nuestro corazón: «Que recuerde y entienda».
Nosotros no estamos solos: Jesús está cerca de nosotros, en medio de nosotros, dentro de nosotros. Su nueva presencia en la historia se realiza mediante el don del Espíritu Santo, por medio del cual es posible instaurar una relación viva con Él, el Crucificado Resucitado.
 
El Espíritu, enfundido en nosotros con los sacramentos del Bautismo y de la Confirmación, actúa en nuestra vida. Él nos guía en el modo de pensar, de actuar, de distinguir qué está bien y qué está mal; nos ayuda a practicar la caridad de Jesús, su donarse a los demás, especialmente a los más necesitados.
 
No estamos solos. Y el signo de la presencia del Espíritu Santo es también la paz que Jesús dona a sus discípulos: «Mi paz os doy» (v. 27). Esa es diversa de la que los hombres se desean o intentan realizar. La paz de Jesús brota de la victoria sobre el pecado, sobre el egoísmo que nos impide amarnos como hermanos. Es don de Dios y signo de su presencia. Todo discípulo, llamado hoy a seguir a Jesús cargando la cruz, recibe en sí la paz del Crucificado Resucitado con la certeza de su victoria y a la espera de su venida definitiva.
 
Que la Virgen María nos ayude a acoger con docilidad al Espíritu Santo como Maestro interior y como Memoria viva de Cristo en el camino cotidiano.
Santo Padre Francisco
Regina Coeli, 1 de mayo de 2016
Fuente: vatican.va

Entrega del Credo – Eucaristía de familias

 

Hoy V domingo de Pascua, en la Misa de Familias, se ha celebrado la entrega del Credo a los niños y niñas de segundo curso de catequesis, como expresión de un paso más en el camino de su iniciación cristiana. A lo largo de este curso, sus catequistas les han enseñado a rezar y comprender el Símbolo de la fe de la Iglesia, que el día de su bautismo profesaron sus padres y padrinos en su nombre. Ha sido un acto sencillo pero vivido con ilusión por estos niños y niñas, que  han estado acompañados de sus padres y catequistas. Pedimos por ellos para que a lo largo de sus vidas, sigan siempre confiando y amando a Dios.

Celebración de entrega de la oración del Padrenuestro y los Mandamientos de la Ley de Dios

El curso de catequesis ya está muy avanzado y, hoy domingo, en la Misa de las familias, hemos querido celebrar lo aprendido en este año. A través de un acto simbólico, se ha entregado la oración del Padrenuestro a los niños y niñas de primer curso. Hemos dado gracias a Jesús, que nos enseñó a hablar con nuestro Padre Dios y, nos hemos comprometido a rezar el Padrenuestro todos los días, sintiendo la alegría de ser hijos de Dios.

 

En la misma Eucaristía, hemos celebrado la entrega de los Mandamientos de la Ley de Dios, a los niños y niñas de tercer curso de catequesis que muy pronto recibirán la Primera Comunión. Ellos han comprendido que los Diez Mandamientos no son una serie de prohibiciones, sino un “sí” a Dios que nos enseña el camino de la Vida. Hemos pedido a Jesús que nos ayude para que seamos verdaderos discípulos suyos.

   

Campaña de la Renta 2025: “Línea 105 Xtantos”

MARCAR LA X en la casilla 105 es una forma sencilla de colaborar con el sostenimiento de la Iglesia que no tiene coste alguno para el contribuyente. Asimismo, es posible marcar de forma simultánea las casillas de la Iglesia católica y la de fines sociales, sin pagar más ni que te devuelvan menos. 

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León XIV es el nuevo Papa de la Iglesia católica

Primera bendición «Urbi et Orbi» del Santo Padre León XIV, 08.05.2025  Esta tarde, el Santo Padre León XIV, precedido por la Cruz, se asomó desde el balcón de la Logia de las Bendiciones de la Basílica Vaticana para saludar al pueblo e impartir la Bendición Apostólica «Urbi et Orbi». Antes de la Bendición, el nuevo […]

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En recuerdo de D. Emiliano – escrito por D. Jesús Ochayta

D. Emiliano se ha ido a VIVIR.


Después de 95 años de peregrinaje hacia el Padre, el sábado día 12 de Abril, tuvo su encuentro con el que tanto amó y al que sirvió siempre.


El Domingo de Ramos, mientras sonaban los ecos entre los cristianos, de las aclamaciones ‘de los niños de los hebreos’: «Bendito el que viene en nombre del Señor»;  en el Cielo escuchaba D. Emiliano, «Ven bendito de mi Padre a poseer el Reino que te tenía preparado». 

 

El Sr. Obispo D. Julián, en la homilía del funeral, hacía una reseña del camino sacerdotal recorrido por D. Emiliano y cómo en todos los destinos había dejado su testimonio y su trocito de vida. Nosotros hacemos memoria agradecida de su paso por S. Nicolás. Más de 40 años entregado a la parroquia. Damos gracias a Dios por este regalo.

 

La Iglesia, decía Benedicto XVI, no crece por proselitismo, crece por atracción, por testimonio, por el fermento que transforma, por la semillita de mostaza que crece y crece, por la semilla en tierra buena que da fruto. D. Emiliano no hacía ruido, pero estaba. Su testimonio era de humildad, de docilidad, de mansedumbre que invitaba, como recordaba Benedicto, a decir lo que se lee en el profeta Zacarías, ‘Queremos ir con vosotros porque hemos oído que Dios está con vosotros Zc. 8,23.

 

Dijo D. Julián en la homilía que D. Emiliano se ha caracterizado por ser un sacerdote humilde, entregado, servicial que pasó muchas horas atendiendo el sacramento de la reconciliación. Efectivamente, no buscó nunca ser considerado, figurar. No buscó los primeros puestos. Prudente siempre y siempre igual. Te encontrabas con Emiliano, siempre el mismo Emiliano. No importaba si estaba preocupado, o no se encontraba bien o que estuviera nervioso, alegre o dolorido, siempre el mismo Emiliano, sin cambios de humor, acogedor, sosegado, pacificador.

 

Vivía al pie de la letra las recomendaciones del Papa Francisco a los diáconos; el que sirve no es esclavo de la agenda que establece, sino que, dócil al corazón, está disponible a lo no programado: solícito para el hermano y abierto a lo imprevisto, que nunca falta y a menudo es la sorpresa cotidiana de Dios. El que sirve sabe abrir las puertas de su tiempo y de sus espacios a los que están cerca y a los que llaman fuera de horario, a costa de interrumpir algo que le gusta o el descanso que merece. Las Conferencias de S. Vicente lo saben bien. Aprendió perfectamente lo que dijo el Papa Francisco: «el amor Cristiano, nace del amor genuino que se siente por el Salvador. Dios cuida de nosotros, pero a través de otras personas.

 

La atención a la Adoración Nocturna de hombres durante muchísimos años le ayudó a entender lo que dice San Juan sobre el amor a Dios y el amor a los hermanos. No existen el uno sin el otro.

 

El confesionario lo conocíamos entre nosotros, como su ‘cuarto de estar’. Cuántas veces, al necesitar algún documento pontificio u otro libro o la Biblia, para consultar alguna cita, preguntaba a D. Emiliano si lo tendría en el ‘cuarto de estar,’ que respondía sonriente: Sí, creo que sí. En su «cuarto de estar» acogía, perdonaba, rezaba, leía… y (daba alguna cabezadilla cuando estaba muy cansado). Pero siempre esperando al que buscaba el perdón.

 

Su fidelidad era proverbial y su constancia. Abrir la iglesia a su hora, con frío o con calor, atento a las tradiciones parroquiales, novenas, triduos, exponer a la veneración de los devotos en su día, las imágenes. Santa Águeda, Santa Lucía, San Blas… No fallaba.

 

“Esto nos jubila”, decía cuando realizábamos alguna reparación en algo deteriorado y dudábamos del resultado. Bien conocía lo breve de nuestro paso por la vida. 

 

Su sencillez le hacía disfrutar como un niño de las celebraciones parroquiales. El día de la parroquia en el campo, en torno a alguna ermita famosa de la provincia, era una de ellas. Sabedores de su escaso entusiasmo por las ensaladas, le insistíamos en que comiera, esperando su conocida respuesta: ‘de lo que come el grillo, poquillo’.

 

Por muchas cosas tenemos que dar gracias a D. Emiliano, y también a su familia que lo cuidó y de la que estaba orgulloso, se sentía querido y protegido. Y a la Casa Sacerdotal, donde pasó sus últimos años siempre bien atendido. Y a las personas de la parroquia que han estado cerca de él y le han acompañado siempre, pero más en estos días de enfermedad que necesitaba más atención. Y también a los que se han interesado por él y han rezado especialmente en estos últimos días de su vida.

 

Gracias a Dios «que le enseñó el sendero de la vida» y que ya «le ha saciado de gozo en su presencia y de alegría perpetua a su derecha». (Salmo 15)

 

Descanse en Paz.

     

    

     

     

      

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Quinto domingo de Pascua- Ciclo C

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