
Por decisión de Cristo, Pedro inicia el linaje de los papas que continúan la misión confiada al pescador de Galilea. Jesús, jugando con el cambio de nombre que le hizo al encontrarse con él por primera vez, le dice que será piedra. Tal nombre es todo un programa. Significa ser fundamento sólido e inamovible del edificio que Jesús edifica sobre él.
La Iglesia de Roma, que “preside en la caridad”, según una expresión de san Ignacio de Antioquia a principios del siglo II, es desde siempre el punto de referencia en lo referente al contenido y a la unidad de la fe. En este sentido, el Concilio Vaticano II, de cuyo inicio nos disponemos a celebrar el 50 aniversario, dice que el Papa “es el principio perpetuo y el fundamento visible de la unidad, tanto de los obispos como de la multitud de los fieles”.
Coincidiendo con la fiesta de los apóstoles Pedro y Pablo, se celebra el Día del Papa. Él, como Pedro, confirma a sus hermanos enla fe. Santa Catalina de Siena le llamaba “el dulce Cristo en la tierra”, ya que su figura y su ministerio visibiliza la de Jesucristo, buen Pastor. El ministerio petrino siempre ha hecho efectiva, durante los veinte siglos de la historia de la Iglesia, la promesa de Jesús. Incluso en las épocas oscuras de la historia de Roma y del pontificado.
En el día dedicado al Santo Padre, estamos llamados especialmente a renovar nuestros sentimientos de comunión en la fe con el sucesor de Pedro y a rezar por su persona y por los frutos de su servicio a la Iglesia y al mundo de hoy.