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Novena en honor a la Virgen del Carmen

Virgen del Carmen
Del 7 al 15 de julio
19,00 h. Rosario, Novena y Santa Misa
 Día 16 de julio 
Fiesta de Nuestra Señora del Carmen
* * * * *

La devoción a la Virgen del Carmen es sin duda una de las devociones de mayor acogida popular. La imagen de la Madre de Dios sosteniendo con una mano al Niño y mostrando en la otra el santo escapulario, está presente en la mayoría de nuestros templos y capillas. No es de extrañar, dado que el pueblo cristiano ha tenido el buen acierto de acudir a María siempre y en todo lugar, especialmente en los momentos de mayor necesidad.

De entrada me gustaría recordar que el escapulario no es un amuleto ni nada parecido. Es un recordatorio que nos ayudará a querer más a Nuestra Madre del cielo, conscientes de que en un momento malo, en la tentación, en la contrariedad, contamos con la ayuda de María, ya que teniéndola cerca nos permitirá ser más fuertes…Leer más

15º Domingo del Tiempo Ordinario -B – Reflexión

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Los discípulos son aquellos que aprenden a vivir en la confianza de la amistad de Jesús.

Y el Evangelio nos habla de este discipulado. Nos presenta la cédula de identidad del cristiano. Su carta de presentación, su credencial.

Jesús llama a sus discípulos y los envía dándoles reglas claras, precisas. Los desafía con una serie de actitudes, comportamientos que deben tener. Y no son pocas las veces que nos pueden parecer exageradas o absurdas; actitudes que sería más fácil leerlas simbólicamente o «espiritualmente». Pero Jesús es bien claro. No les dice: «Hagan como que…» o «hagan lo que puedan».

Recordemos juntos esas recomendaciones: «No lleven para el camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero… permanezcan en la casa donde les den alojamiento» (cf. Mc 6,8-11). Parecería algo imposible.

Podríamos concentrarnos en las palabras: «pan», «dinero», «alforja», «bastón», «sandalias», «túnica». Y es lícito.

Pero me parece que hay una palabra clave, que podría pasar desapercibida frente a la contundencia de las que acabo de enumerar. Una palabra central en la espiritualidad cristiana, en la experiencia del discipulado: hospitalidad. Jesús como buen maestro, pedagogo, los envía a vivir la hospitalidad. Les dice: «Permanezcan donde les den alojamiento». Los envía a aprender una de las características fundamentales de la comunidad creyente. Podríamos decir que cristiano es aquel que aprendió a hospedar, que aprendió a alojar.

Jesús no los envía como poderosos, como dueños, jefes o cargados de leyes, normas; por el contrario, les muestra que el camino del cristiano es simplemente transformar el corazón. El suyo, y ayudar a transformar el de los demás. Aprender a vivir de otra manera, con otra ley, bajo otra norma. Es pasar de la lógica del egoísmo, de la clausura, de la lucha, de la división, de la superioridad, a la lógica de la vida, de la gratuidad, del amor. De la lógica del dominio, del aplastar, manipular, a la lógica del acoger, recibir y cuidar.

Son dos las lógicas que están en juego, dos maneras de afrontar la vida y de afrontar la misión.

Cuántas veces pensamos la misión en base a proyectos o programas. Cuántas veces imaginamos la evangelización en torno a miles de estrategias, tácticas, maniobras, artimañas, buscando que las personas se conviertan en base a nuestros argumentos. Hoy el Señor nos lo dice muy claramente: en la lógica del Evangelio no se convence con los argumentos, con las estrategias, con las tácticas, sino simplemente aprendiendo a alojar, a hospedar.

La Iglesia es madre de corazón abierto que sabe acoger, recibir, especialmente a quien tiene necesidad de mayor cuidado, que está en mayor dificultad. La Iglesia, como la quería Jesús, es la casa de la hospitalidad. Y cuánto bien podemos hacer si nos animamos a aprender este lenguaje de la hospitalidad, este lenguaje de recibir, de acoger. Cuántas heridas, cuánta desesperanza se puede curar en un hogar donde uno se pueda sentir recibido. Para eso hay que tener las puertas abiertas, sobre todo las puertas del corazón.

Hospitalidad con el hambriento, con el sediento, con el forastero, con el desnudo, con el enfermo, con el preso (cf. Mt 25,34-37), con el leproso, con el paralítico. Hospitalidad con el que no piensa como nosotros, con el que no tiene fe o la ha perdido. Y, a veces, por culpa nuestra. Hospitalidad con el perseguido, con el desempleado. Hospitalidad con las culturas diferentes, de las cuales esta tierra paraguaya es tan rica. Hospitalidad con el pecador, porque cada uno de nosotros también lo es.

Tantas veces nos olvidamos que hay un mal que precede a nuestros pecados, que viene antes. Hay una raíz que causa tanto, pero tanto, daño, y que destruye silenciosamente tantas vidas. Hay un mal que, poco a poco, va haciendo nido en nuestro corazón y «comiendo» nuestra vitalidad: la soledad. Soledad que puede tener muchas causas, muchos motivos. Cuánto destruye la vida y cuánto mal nos hace. Nos va apartando de los demás, de Dios, de la comunidad. Nos va encerrando en nosotros mismos. De ahí que lo propio de la Iglesia, de esta madre, no sea principalmente gestionar cosas, proyectos, sino aprender la fraternidad con los demás. Es la fraternidad acogedora, el mejor testimonio que Dios es Padre, porque «de esto sabrán todos que ustedes son mis discípulos, si se aman los unos a los otros» (Jn 13,35).

De esta manera, Jesús nos abre a una nueva lógica. Un horizonte lleno de vida, de belleza, de verdad, de plenitud.

Dios nunca cierra horizontes, Dios nunca es pasivo a la vida, nunca es pasivo al sufrimiento de sus hijos. Dios nunca se deja ganar en generosidad. Por eso nos envía a su Hijo, lo dona, lo entrega, lo comparte; para que aprendamos el camino de la fraternidad, el camino del don. Es definitivamente un nuevo horizonte, es una nueva palabra, para tantas situaciones de exclusión, disgregación, encierro, aislamiento. Es una palabra que rompe el silencio de la soledad.

Y cuando estemos cansados, o se nos haga pesada la tarea de evangelizar, es bueno recordar que la vida que Jesús nos propone responde a las necesidades más hondas de las personas, porque todos hemos sido creados para la amistad con Jesús y para el amor fraterno (cf. Evangelii gaudium, 265).

Hay algo que es cierto,: no podemos obligar a nadie a recibirnos, a hospedarnos; es cierto y es parte de nuestra pobreza y de nuestra libertad. Pero también es cierto que nadie puede obligarnos a no ser acogedores, hospederos de la vida de nuestro Pueblo. Nadie puede pedirnos que no recibamos y abracemos la vida de nuestros hermanos, especialmente la vida de los que han perdido la esperanza y el gusto por vivir. Qué lindo es imaginarnos nuestras parroquias, comunidades, capillas, donde están los cristianos, no con las puertas cerradas sino como verdaderos centros de encuentro entre nosotros y con Dios. Como lugares de hospitalidad y de acogida.

La Iglesia es madre, como María. En ella tenemos un modelo. Alojar como María, que no dominó ni se adueñó de la Palabra de Dios sino que, por el contrario, la hospedó, la gestó, y la entregó.

Alojar como la tierra, que no domina la semilla, sino que la recibe, la nutre y la germina.

Así queremos ser los cristianos, así queremos vivir la fe en este suelo paraguayo, como María, alojando la vida de Dios en nuestros hermanos con la confianza, con la certeza que «el Señor nos dará la lluvia y nuestra tierra dará su fruto». Que así sea.

Santo Padre Francisco

Homilía en Ñu Guazú, Asunción
Domingo 12 de julio de 2015
Fuente: vatican.va

14 Domingo del Tiempo Ordinario – B

La página evangélica del día (cf. Marcos 6, 1-6) presenta a Jesús cuando vuelve a Nazaret y un sábado comienza a enseñar en la sinagoga. Desde que había salido de Nazaret y comenzó a predicar por las aldeas y los pueblos vecinos, no había vuelto a poner un pie en su patria.

Ha vuelto. Por lo tanto, irá todo el vecindario a escuchar a aquel hijo del pueblo cuya fama de sabio maestro y de poder sanador se difundía por toda la Galilea y más allá. Pero lo que podría considerarse como un éxito, se transformó en un clamoroso rechazo, hasta el punto que Jesús no pudo hacer ningún prodigio, tan solo algunas curaciones (cf. v. 5).

La dinámica de aquel día está reconstruida al detalle por el evangelista Marcos: la gente de Nazaret primero escucha y se queda asombrada; luego se pregunta perpleja: «¿de dónde vienen estas cosas?», ¿esta sabiduría?, y finalmente se escandaliza, reconociendo en Él al carpintero, el hijo de María, a quien vieron crecer (vv. 2-3).

Por eso, Jesús concluye con la expresión que se ha convertido en proverbial: «un profeta solo en su patria, entre sus parientes y en su casa carece de prestigio» (v. 4). Nos preguntamos: ¿Por qué los compatriotas de Jesús pasan de la maravilla a la incredulidad? Hacen una comparación entre el origen humilde de Jesús y sus capacidades actuales: es carpintero, no ha estudiado, sin embargo, predica mejor que los escribas y hace milagros.

Y en vez de abrirse a la realidad, se escandalizan: ¡Dios es demasiado grande para rebajarse a hablar a través de un hombre tan simple! Es el escándalo de la encarnación: el evento desconcertante de un Dios hecho carne, que piensa con una mente de hombre, trabaja y actúa con manos de hombre, ama con un corazón de hombre, un Dios que lucha, come y duerme como cada uno de nosotros.

El Hijo de Dios da la vuelta a cada esquema humano: nos son los discípulos quienes lavaron los pies al Señor, sino que es el Señor quien lavó los pies a los discípulos (cf. Juan 13, 1-20). Este es un motivo de escándalo y de incredulidad no solo en aquella época, sino en cada época, también hoy. El cambio hecho por Jesús compromete a sus discípulos de ayer y de hoy a una verificación personal y comunitaria. También en nuestros días, de hecho, puede pasar que se alimenten prejuicios que nos impiden captar la realidad. Pero el Señor nos invita a asumir una actitud de escucha humilde y de espera dócil, porque la gracia de Dios a menudo se nos presenta de maneras sorprendentes, que no se corresponden con nuestras expectativas. Pensemos juntos en la Madre Teresa di Calcuta, por ejemplo. Una hermana pequeña —nadie daba diez liras por ella— que iba por las calles recogiendo moribundos para que tuvieran una muerte digna. Esta pequeña hermana, con la oración y con su obra hizo maravillas. La pequeñez de una mujer revolucionó la obra de la caridad en la Iglesia. Es un ejemplo de nuestros días. Dios no se ajusta a los prejuicios. Debemos esforzarnos en abrir el corazón y la mente, para acoger la realidad divina que viene a nuestro encuentro. Se trata de tener fe: la falta de fe es un obstáculo para la gracia de Dios.

Muchos bautizados viven como si Cristo no existiera: se repiten los gestos y signos de fe, pero no corresponden a una verdadera adhesión a la persona de Jesús y a su Evangelio. Cada cristiano —todos nosotros, cada uno de nosotros— está llamado a profundizar en esta pertenencia fundamental, tratando de testimoniarla con una conducta coherente de vida, cuyo hilo conductor será la caridad.

Pidamos al Señor, que por intercesión de la Virgen María, deshaga la dureza de los corazones y la estrechez de las mentes, para que estemos abiertos a su gracia, a su verdad y a su misión de bondad y misericordia, dirigida a todos, sin exclusión.

S.S.Francisco, Ángelus, 8 de julio de 2018
Fuente: vatican.va

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 ¿No estaremos rechazando también nosotros a Cristo con nuestras actitudes que dejan mucho que desear como cristianos: egoísmos, comodidades, falta de compromisos, con nuestros silencios y miedos de ir a contracorriente en algunos ambientes…. ?

Jornada de responsabilidad en el tráfico 2024 – domingo, 7 de julio

En este enlace puedes encontrar información y recursos para la Jornada

Carta de nuestro obispo

Queridos hermanos en el Señor: Os deseo gracia y paz.

La destreza en la conducción, la rapidez de reacción ante los imprevistos, los buenos reflejos y la experiencia contribuyen a unos desplazamientos más seguros y sin incidencias. Pero la prudencia siempre ha de estar activada. Nunca se sabe lo que puede suceder en un instante determinado, en una fracción de segundo.

No es bueno conducir con miedo, pero tampoco es saludable hacerlo de un modo temerario. Es necesario respetar a los demás conductores, a los pasajeros con los que se comparte el automóvil, a los viandantes, a los ciclistas y motoristas. El respeto es un factor determinante para construir una cultura de la conducción y vivir la responsabilidad en el tráfico.

En los grandes desplazamientos de comienzos, fase intermedia y final de las vacaciones suele haber retenciones, impaciencias, colisiones, lesiones y víctimas personales. Cuando nos ponemos al frente del volante parece que las recomendaciones sobre la prudencia no vayan con nosotros, porque las tenemos interiorizadas. Pero la interiorización no nos exime del riesgo.

No solamente somos responsables de lo que hacemos, sino que también podemos sufrir las consecuencias de las acciones u omisiones del resto de conductores.

Las revisiones periódicas del vehículo, el control de niveles, el mantenimiento, junto con el respeto a las señales y normas de tráfico son la base sobre la que se puede comenzar un viaje con mayor seguridad y menor incertidumbre.

Sin llegar a ser presuntuosos, los conductores solemos considerar que somos responsables, respetuosos con las normas, solidarios con los compañeros de carretera, bien educados y conscientes del valor y utilidad de los medios de transporte. Conseguir el permiso de conducir supone esfuerzo económico y personal. Con el paso del tiempo, se adquiere experiencia con el volante, pero aumentan las contingencias por exceso de confianza.

Son muchas las personas cuyo trabajo se realiza con vehículos de motor: profesionales del volante en las ciudades y en las carreteras, taxistas, conductores de camiones, de autobuses de líneas regulares o de transporte discrecional, de ambulancias, de coches de bomberos, agentes de tráfico, repartidores que conducen furgonetas, transportistas de rutas nacionales e internacionales. Hay muchos automovilistas que pasan un gran número de horas en el asfalto urbano y en las carreteras, y es preciso extremar la prudencia porque son muchas las vidas sometidas a un elevado nivel de peligro.

Es triste y lamentable el número de ciclistas que pierden la vida en las carreteras o que sufren graves accidentes como consecuencia de gestos imprudentes de los conductores de vehículos con motor. También resulta impactante la estadística de motoristas que padecen los errores de quienes llevan un volante entre las manos. No debemos acostumbrarnos a la triste realidad de los numerosos y graves accidentes de tráfico.

El Departamento de Pastoral de la Carretera, de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y Movilidad Humana, promueve la “Jornada de Responsabilidad en el Tráfico” de este año con el lema: “Yo soy el camino y la verdad y la vida” (Jn 14,6).

Recibid mi cordial saludo y mi bendición.

Julián Ruiz Martorell, Obispo de Sigüenza-Guadalajara

Corpus Christi 2024- Alfombras para el paso del Señor y Altar.

Un año más, desde la tarde del sábado y hasta la madrugada, los miembros de la Hermandad de Ntra. Señora de la Soledad y de la Cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno han trabajado en la elaboración de alfombras y altar, con diversos símbolos eucarísticos,  para adornar el paso del Señor en la procesión del Corpus.

Alfombra Cofradía Ntro. Padre Jesús Nazareno

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Termina el curso de catequesis

El viernes, 17 de mayo, tuvimos la última catequesis de este curso. Todos los grupos compartieron oración para dar gracias a Dios por todo lo vivido: por lo que los niñ@s han avanzado en el camino de su iniciación cristiana; por las celebraciones especiales de estos últimos domingos en las que se ha entregado el Padrenuestro, el Credo, Primeras Comuniones; gracias por los momentos de  encuentro con Jesús en  las tardes de oratorio; gracias por nuestros párrocos y catequistas; gracias por los padres que se preocupan por la formación en la fe de sus hijos; gracias por los nuevos amigos…

Después, en un ambiente de alegría, los niños disfrutaron mucho con los juegos preparados por los catequistas en la plaza de El Jardinillo y como cada año, no faltaron “los nicolasillos”.

Seguimos encontrándonos todos los domingos en la Eucaristía de las familias, a las 13,00 h.

Jesús te espera !No faltes!  

 

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Primeras Comuniones en nuestra parroquia

El pasado domingo 12 de mayo, Solemnidad de la Ascensión del Señor, se ha vivido en nuestra parroquia como día de gracia, alegría y felicidad compartida con los diecisiete niños y niñas que han recibido la Primera Comunión

Los niños han  participado con atención en la oración, lecturas y cantos de la  celebración, acompañados de sus familiares, amigos y de sus catequistas Amparo, Soledad, Gloria y María, que han compartido con ellos tres años de formación en la iniciación cristiana.

Queridos Vera, Jorge, Pablo, Alex, Adriana, Carla, Sergio, Christopher, Martín, Emma, Eva,  Alba, Carla, Martina, Carlota, César y Jorge os animamos a seguir asistiendo a catequesis los próximos cursos para completar vuestra formación en la fe.

Que vuestra amistad con Jesús crezca cada día. Él es el Amigo que nunca falla y os espera cada domingo en la Eucaristía.                                                                   

 

    

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Admisión de monaguillos en nuestra parrroquia

Hoy domingo, 4 de febrero, nuestra comunidad parroquial se llena de alegría por la admisión de dos nuevos monaguillos: Saúl y Óscar, a los que se les ha hecho entrega de la cruz con cordón blanco y carné en el que se recogen los valores de un buen monaguillo. Así mismo, Álvaro, Pablo y Rodrigo […]

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13 Domingo de Tiempo Ordinario -B

“Señor, auméntanos la fe”  El Evangelio de hoy presenta el relato de la resurrección de una niña de doce años, hija de uno de los jefes de la sinagoga, el cual se echa a los pies de Jesús y le ruega: «Mi niña está en las últimas; ven, impón las manos sobre ella, para que […]

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29 de junio, Solemnidad de San Pedro y San Pablo, Apóstoles – Día del Papa -Colecta óbolo de San Pedro

La lectura tomada de los Hechos de los Apóstoles nos habla de la primera comunidad cristiana acosada por la persecución. Una comunidad duramente perseguida por Herodes que «hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan» y «decidió detener a Pedro… Mandó prenderlo y meterlo en la cárcel» (12,2-4). Sin embargo, no quisiera detenerme en […]

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12 Domingo del Tiempo Ordinario – Ciclo B

En la Oración Colecta hemos rezado: «Dona a tu pueblo, oh Padre, vivir siempre en la veneración y en el amor a tu santo nombre, porque tú nunca privas de tu gracia a los que has establecido en la roca de tu amor». Y las lecturas que hemos escuchado nos muestran cómo es este amor […]

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