
D. Emiliano se ha ido a VIVIR.
Después de 95 años de peregrinaje hacia el Padre, el sábado día 12 de Abril, tuvo su encuentro con el que tanto amó y al que sirvió siempre.
El Domingo de Ramos, mientras sonaban los ecos entre los cristianos, de las aclamaciones ‘de los niños de los hebreos’: «Bendito el que viene en nombre del Señor»; en el Cielo escuchaba D. Emiliano, «Ven bendito de mi Padre a poseer el Reino que te tenía preparado».
El Sr. Obispo D. Julián, en la homilía del funeral, hacía una reseña del camino sacerdotal recorrido por D. Emiliano y cómo en todos los destinos había dejado su testimonio y su trocito de vida. Nosotros hacemos memoria agradecida de su paso por S. Nicolás. Más de 40 años entregado a la parroquia. Damos gracias a Dios por este regalo.
La Iglesia, decía Benedicto XVI, no crece por proselitismo, crece por atracción, por testimonio, por el fermento que transforma, por la semillita de mostaza que crece y crece, por la semilla en tierra buena que da fruto. D. Emiliano no hacía ruido, pero estaba. Su testimonio era de humildad, de docilidad, de mansedumbre que invitaba, como recordaba Benedicto, a decir lo que se lee en el profeta Zacarías, ‘Queremos ir con vosotros porque hemos oído que Dios está con vosotros Zc. 8,23.
Dijo D. Julián en la homilía que D. Emiliano se ha caracterizado por ser un sacerdote humilde, entregado, servicial que pasó muchas horas atendiendo el sacramento de la reconciliación. Efectivamente, no buscó nunca ser considerado, figurar. No buscó los primeros puestos. Prudente siempre y siempre igual. Te encontrabas con Emiliano, siempre el mismo Emiliano. No importaba si estaba preocupado, o no se encontraba bien o que estuviera nervioso, alegre o dolorido, siempre el mismo Emiliano, sin cambios de humor, acogedor, sosegado, pacificador…
Leer más→