resurrección

La búsqueda de las huellas de la Resurrección de Jesús

 
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Preparando la celebración de la confirmación con un buen grupo de chicos y chicas, repasábamos la profesión de fe, la renovación de las promesas bautismales que hay que hacer antes de recibir el sacramento, y que manifiestan compromiso de «ser discípulos de Jesucristo».
 
Comentando las afirmaciones de la fe, cuando pregunto «crees en la resurrección de Jesucristo », Martín, Laia y Neus responden: «No lo sé. ¿Cómo se puede demostrar?». Cabe mencionar que en su instituto había cuestionado el hecho, y que durante las reuniones de formación habíamos repetido que la clave vuelta de nuestra fe es la resurrección de Jesucristo. Sin resurrección no hay Espíritu, ni Iglesia, ni esperanza de una humanidad renovada, ni vida en plenitud tras vencida la muerte, ni verificación del Evangelio, de la Buena Noticia de la Salvación. 
  
 
Me atrevo, como aquel día, a responder a la pregunta de cómo se puede demostrar. Quizás no lo puedo demostrar cómo desea -los dije-, si pensáis que la demostración es igual a la de una fórmula matemática, física, química o de lógica… Tampoco lo hicieron así los primeros testigos de la resurrección, apóstoles y discípulos… Lo hicieron con su vida, con su testimonio y con su muerte. Es decir, sí me atrevo a «mostrar» que no creían y no creemos en Jesús muerto, sino en Jesús muerto y resucitado. ¿Cómo? Con signos o hechos que -pienso- sólo pueden existir gracias a la resurrección de Jesucristo.
 
– El testimonio de los apóstoles, los primeros mártires y de los mártires de todas las generaciones que, a pesar de no querer morir, prefirieron ser fieles Jesús Resucitado, confirmando su fe antes de que alargar unos años su vida humana. Nuestros mártires siempre están dispuestos a dar la vida de una vez, o poco a poco, para ofrecer aquel que es la Vida con obras y palabras, pero nunca para tomar la vida a nadie… 
  
– La existencia y la misión de la Iglesia, de sus comunidades y instituciones, desde Jesús Resucitado hasta hoy, en todo el mundo. Hemos superado dificultades, persecuciones, limitaciones humanas, pecados personales e institucionales, dificultades políticas … Es un hecho tan significativo que no se entiende sin la presencia y la acción del Espíritu Santo, la promesa y el regalo de Jesús Resucitado. Si Jesús no hubiera resucitado haría tiempo que la Iglesia no existiría tal como ha sido y es. Quizás hubiera subsistido como una «secta minoritaria».
 
– La vida ordinaria de millones de personas vivida con fe, esperanza y mucho amor hasta el perdón. Pensamos en personas conocidas que se han mantenido fieles a Jesucristo en la Iglesia, a pesar de situaciones dramáticas vividas y que ponían en cuestión su fe.
 
– La multitud de hombres y mujeres que han consagrado su vida a Dios siguiendo los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia, dispuestos a darlo todo sin nada a cambio, a menudo nadando contra corriente de «la moda».
 
– La vitalidad de las comunidades cristianas que han vivido y viven su fe en Cristo acogiendo siempre los pobres de los más pobres en cualquier lugar del mundo, proclamando su confianza en la Resurrección de Jesús y los que mueren, encarnándose en la cultura de cada momento para medio del pensamiento, del arte, de la música… y sobre todo en la lucha por la dignidad de las personas y por la justicia.
 
Este hechos -y muchos otros que conocemos y tenemos ante los ojos- «Muestran» que Jesús ha resucitado. Pero hay que saber admirar y contemplar.
¿Lo creéis? Hay que «ver para creer», pero sobre todo «creer para ver y descubrir las semillas de resurrección ».
 
Gozosa Pascua de Resurrección!
Mons. Francesc Pardo
Obispo de Girona
Carta semanal publicada en 2015
Fuente: www.bisbatgirona.ca 
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