18 Domingo de Tiempo Ordinario – C

(…) La primera lectura, del Libro de Qohélet, nos invita a tomar contacto, como los dos discípulos de los que hemos hablado (discípulos de Emaús), con la experiencia de nuestros límites, de la finitud de las cosas que pasan (cf. Qo 1,2;2,21-23); y el Salmo responsorial, que le hace eco, nos propone la imagen de «la […]

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19 Domingo Tiempo Ordinario – C

En el Evangelio de hoy, Jesús nos invita a reflexionar sobre cómo invertir el tesoro de nuestra vida (cf. Lc 12,32-48). Dice: «Vendan sus bienes y denlos como limosna» (v. 33). Nos exhorta, por tanto, a no guardar para nosotros los dones que Dios nos ha dado, sino a emplearlos con generosidad para el bien de los […]

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17º Domingo de Tiempo Ordinario – Ciclo C

Hoy el Evangelio nos presenta a Jesús que enseña a sus discípulos el Padrenuestro (cf. Lc 11,1-13), la oración que une a todos los cristianos. En ella, el Señor nos invita a dirigirnos a Dios llamándolo “abbá”, “papá”, como niños, con «simplicidad […], conciencia filial […], audacia humilde, certeza de ser amados» (Catecismo de la Iglesia Católica, […]

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Solemnidad de Santiago el Mayor, Apóstol, Patrono de España

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Dispensa de las obligaciones religiosas

El obispo diocesano, monseñor Ruiz Martorell, dispensa en la diócesis, por este año, de las obligaciones que deben observar los fieles en la solemnidad de Santiago Apóstol, 25 de julio, al ser día laborable. La dispensa se refiere tanto al precepto de participar en la santa misa, como al de abstenerse de aquellos trabajos y actividades que determina el canon 1247 del Código de Derecho Canónico.    

Este día las misas en nuestra parroquia serán a las 12,00 h. y  a las 19,30 h.

En la iglesia de El Carmen, a las 10,00 h.

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Las listas bíblicas de los Doce mencionan dos personas con el nombre de Santiago: Santiago, el hijo de Zebedeo, y Santiago, el hijo de Alfeo (cf. Mc 3, 17-18; Mt 10, 2-3), que por lo general se distinguen con los apelativos de Santiago el Mayor y Santiago el Menor. Ciertamente, estas designaciones no pretenden medir su santidad, sino sólo constatar la diversa importancia que reciben en los escritos del Nuevo Testamento y, en particular, en el marco de la vida terrena de Jesús. Hoy dedicamos nuestra atención al primero de estos dos personajes homónimos.

El nombre Santiago es la traducción de Iákobos, trasliteración griega del nombre del célebre patriarca Jacob. El apóstol así llamado es hermano de Juan, y en las listas a las que nos hemos referido ocupa el segundo lugar inmediatamente después de Pedro, como en el evangelio según san Marcos (cf. Mc 3, 17), o el tercer lugar después de Pedro y Andrés en los evangelios según san Mateo (cf. Mt 10, 2) y san Lucas (cf. Lc 6, 14), mientras que en los Hechos de los Apóstoles es mencionado después de Pedro y Juan (cf. Hch 1, 13). Este Santiago, juntamente con Pedro y Juan, pertenece al grupo de los tres discípulos privilegiados que fueron admitidos por Jesús a los momentos importantes de su vida.

Santiago pudo participar, juntamente con Pedro y Juan, en el momento de la agonía de Jesús en el huerto de Getsemaní y en el acontecimiento de la Transfiguración de Jesús. Se trata, por tanto, de situaciones muy diversas entre sí: en un caso, Santiago, con los otros dos Apóstoles, experimenta la gloria del Señor, lo ve conversando con Moisés y Elías, y ve cómo se trasluce el esplendor divino en Jesús; en el otro, se encuentra ante el sufrimiento y la humillación, ve con sus propios ojos cómo el Hijo de Dios se humilla haciéndose obediente hasta la muerte…

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14º Domingo de Tiempo Ordinario – Ciclo C

El Evangelio de hoy (Lc 10,1-12.17-20) nos recuerda la importancia de la misión, a la que todos estamos llamados, cada uno según su vocación y en las situaciones concretas en las que el Señor lo ha puesto. Jesús envía a setenta y dos discípulos (v. 1). Este número simbólico indica que la esperanza del Evangelio está […]

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Solemnidad del Santísimo cuerpo y sangre de Cristo – C

Hoy, en muchos países, se celebra la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, el Corpus Domini, y el Evangelio narra el milagro de los panes y los peces (cf. Lc 9,11-17). Para dar de comer a las miles de personas que acudieron a escucharlo y a pedirle curación, Jesús invita a los Apóstoles a que le […]

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Solemnidad de la Santísima Trinidad – C

Soy imagen del Amor de Dios trinitario: ¿Pongo amor en todo lo que hago y  y expreso? ¿En mis relaciones con los demás busco la unión o la división, el bien común o mi propio egoísmo? * * * * * En la primera Lectura hemos escuchado estas palabras: «Así habla la Sabiduría de Dios: […]

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Solemnidad de Pentecostés – Ciclo C

EN ESTE ENLACE TIENES MATERIALES PARA LA JORNADA DEL DÍA DE ACCIÓN CATÓLICA Y APOSTOLADO SEGLAR ____________ «Brilla para nosotros, hermanos, el día grato en que […] Jesucristo, el Señor, después de resucitado y glorificado por su ascensión, envió al Espíritu Santo» (S. Agustín, Sermo 271, 1). Y también hoy se reaviva lo que sucedió en el […]

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Solemnidad de la Ascensión del Señor – C

Queridos hermanos en el Señor: Os deseo gracia y paz.

La Ascensión del Señor no es un viaje en el espacio. Jesús crucificado y resucitado no se aleja, sino que está cerca de cada uno de nosotros para siempre.

La Ascensión del Señor no se identifica con su separación o distanciamiento, sino que inaugura un nuevo tipo de cercanía. Jesús asciende para vivir continuamente presente. Nos asegura que no está lejos y que hemos de anhelar su regreso definitivo cuando vuelva en la gloria.

Según san Buenaventura, quien espera “debe levantar la cabeza, girando hacia lo alto sus propios pensamientos, hacia la altura de nuestra existencia, es decir hacia Dios. Debe alzar sus ojos para percibir todas las dimensiones de la realidad. Debe  alzar su corazón disponiendo su sentimiento por el sumo amor y por todos sus reflejos en este mundo. Debe también mover sus manos en el trabajo”.

Contemplar el cielo no significa olvidar la tierra. No somos auténticos cristianos si nos desentendemos de la historia, de la creación y de los hermanos. La contemplación cristiana no nos separa del compromiso histórico. Llega la hora exigente del testimonio y de la responsabilidad.

Para Jesús, ascender es servir. Como nos enseña san Pablo, Cristo no retiene ávidamente el ser igual a Dios, sino que, siendo de condición divina, se despoja de sí mismo, toma la condición de siervo y se hace en todo semejante a nosotros, excepto en el pecado. Es reconocido como hombre por su presencia. Se humilla. Se hace obediente hasta la muerte en cruz. Y, por eso, el Padre lo exalta sobre todo y le concede el Nombre-sobre-todo-nombre. Ante Jesucristo, doblamos nuestra  rodilla y nuestra lengua proclama que es “Señor, para gloria de Dios Padre” (cf. Flp 2,6-11).

La alegría que suscita en nosotros la Ascensión del Señor, se traduce en gestos de fraternidad, alabanza y gratitud.

+ Julián Ruiz Martorell
Obispo de Sigüenza-Guadalajara
Fuente:https://siguenza-guadalajara.org/index.php