Quinto domingo de Pascua – Ciclo B – Eucaristía de las Familias

anagrama misa de las familias
Monición de entrada:
El domingo pasado, las lecturas comparaban la relación de Jesús con nosotros como la de un buen pastor y su rebaño. Las lecturas de hoy hacen algo parecido, comparándolo con una viña. Así, poco a poco, nos damos cuenta de quién es Jesús: lo fundamental en la vida de un cristiano, que tiene que vivir unido a Él para llevar una vida llena de amor y felicidad… 
Primera Lectura: Hch 9, 26-31
Ahora escucharemos los primeros contactos que San Pablo tuvo, después de su conversión, con la comunidad de Jerusalén.
 
Salmo 21:
«El Señor es mi alabanza en la gran asamblea»
 
Segunda Lectura: 1ª Jn 3, 18-24
Esta lectura de San Juan nos ayuda a profundizar en lo que significa ser cristiano.
 
Evangelio: Jn 15, 1-8
Jesús resucitado nos ofrece el regalo de su vida y de su amor. Si permanecemos unido con Él, la Iglesia irá creciendo poco a poco, como crecen los sarmientos de una viña cuando está bien unidos al tronco de la vid. Escuchad lo que dice el Evangelio.
  

 PRECES:

1. Por los sacerdotes, los catequistas, los profesores de religión y sobre todo, nuestros padres. Te pedimos por ellos, Señor.

2. Las niñas y niños estamos en el mejor momento para absorber todo el alimento de la vid, para que su sarmiento se llene de hojas frescas y hermosos racimos. Por todos ellos, pidamos al Señor. Te pedimos por ellos, Señor.

3. Te pedimos, Señor que sigas cuidando tu viña y alimentando nuestro sarmiento, porque tú eres la fuerza indispensable para conseguir muchos frutos. Te pedimos por ellos, Señor.

4. Para que en las Iglesias de los países de misión crezcan también las vocaciones. Y para que siempre puedan contar con nuestra ayuda. Te pedimos por ellos, Señor.

5.  Por los niños y niñas que en los  próximos días  van a recibir  su primera comunión en nuestra parroquia, para que siempre conserven la amistad con Jesús.

DESPUÉS DE LA COMUNIÓN:

Gracias Señor, porque te has quedado para siempre con nosotros y así, en cada Eucaristía, podemos participar de tu pan y de tu vino. Quiero que para siempre tú sigas siendo mi amigo y ser un fuerte sarmiento, sin olvidar que los frutos sólo puedo conseguirlos si estoy muy pegado a ti.
 
DESPEDIDA:
La misa ha terminado: Pero hemos de vivirla en la vida. Vayamos, pues, y demos fruto.
Publicado en Eucaristía de las familias.

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