En la Rue du Bac, número 140, en pleno centro de París, en la casa madre de la Compañía de las Hijas de la Caridad, que fundaran san Vicente de Paúl y santa Luisa de Marillac, habitaba en 1830 una novicia llamada sor Catalina Labouré, a quien la Santísima Virgen confió un mensaje salvador para todos los que con confianza y fervor lo aceptaran y practicaran. El 27 de noviembre de 1830 sor Catalina escuchó una voz en su interior que decía: «Haz que se acuñe una medalla según este modelo. Todos cuantos la lleven puesta recibirán grandes gracias. Las gracias serán mas abundantes para los que la lleven con confianza». Entonces se creó una forma ovalada en torno a la Virgen y en el borde interior apareció escrita la siguiente invocación: «María, sin pecado concebida, rogad por nosotros, que acudimos a vos».
De esta aparición primera y otra posterior, surgió años después un movimiento mariano que hoy conocemos como la asociación de la Medalla Milagrosa. Aprobada por San Pío X en 1909, la asociación cuenta con más de seis millones de miembros en todo el mundo. Su fin es fomentar la devoción a la Virgen María, Madre de Dios, concebida sin pecado original y modelo de la Iglesia Peregrina, conscientes de que el culto a la Madre redunda en gloria y alabanza de su Hijo, el Salvador, por medio de la Medalla Milagrosa y el apostolado que se ejerce mediante la Visita Domiciliaria.
**********
Fines de la Asociación de la Medalla Milagrosa
Fomentar la devoción a la Virgen María
El artículo tercero de los Estatutos es muy rico en contenido y muy propio de todo cristiano y en consonancia con lo que la Virgen pretendió con las apariciones a Santa Catalina: Fomentar la devoción a la Virgen María. Fomentar es aumentar la actividad o intensidad de la devoción, es decir, venerar; sentir, tener hacia la Virgen María sentimientos de admiración, de respeto y amor, particularmente rendir culto interior o exterior a la Virgen María.
En el mismo artículo se indican las razones de fomentar la devoción a la Virgen:
-
Porque es la Madre de Dios.
-
Porque fue concebida sin pecado original.
-
Porque es modelo de la Iglesia peregrina, como diciendo, que los fieles cristianos, miembros de la Iglesia, siguen caminando hasta conseguir la plenitud de la gloria eterna. María peregrinó mientras vivió hasta el momento de su glorificación. En este sentido, María es modelo de la Iglesia y de todos sus miembros que caminan hacia la meta final, donde sentirán el gozo de la gloria eterna. (PABLO VI, El culto mariano, n. 37)
Los miembros de la Asociación deben tener clara conciencia que todo lo que dicen y hacen, como tales, tiene, como única referencia, la gloria y alabanza de Jesús. La devoción a la Virgen María no tiene sentido si no va referida a un mayor conocimiento, amor e imitación de Jesucristo. Dios Padre adornó a la Virgen de tan hermosas prerrogativas, así también todos los amantes de la Virgen no pueden apartar sus ojos del que es el único Salvador y Redentor del mundo, Jesucristo nuestro Señor, nacido de una mujer, para liberarnos, según san Pablo, del pecado y recibir la adopción divina. (Gálatas 4, 5)
La Medalla Milagrosa, modelo de santificación y de apostolado.
La verdadera historia del cristiano es la historia de su santidad y la historia de su compromiso con los demás, es decir, su apostolado. Una de las ideas “madres” del Concilio Vaticano II, es la llamada a la santidad de todos los bautizados que serán, mediante su vida santa, la historia de la Iglesia: En la Iglesia, todos, están llamados a la santidad, según aquello del Apóstol: Esta es la voluntad de Dios, vuestra santificación. Esta santidad de la Iglesia se manifiesta y debe expresarse en los frutos de gracia que el Espíritu Santo produce en los fieles. Aparece de manera multiforme en cada uno de los que, con edificación de los demás, se acercan a la perfección de la caridad en su propio género de vida… (VATICANO II, Constitución sobre la Iglesia, n. 39). El canon 210 recoge muy bien las enseñanzas y directrices de la Iglesia desde su origen hasta hoy: Todos los fieles deben esforzarse, según su propia condición, por llevar una vida santa, así como incrementa, la Iglesia y promover su continua santificación.
La santidad tiene como elemento negativo la ausencia de todo pecado que la Medalla Milagrosa nos presenta en la Inscripción de anverso: ¡Oh María sin pecado concebida… !. En su aspecto positivo, la santidad consiste en la unión en todo a la voluntad de Dios. Esta unión produce la caridad, que nos incita a orar, a sufrir por amor de Dios y la capacidad de luchar incesantemente contra que es pecado. Saber amar, orar, sufrir, combatir al Recado es el secreto de la santidad.
En la Medalla descubrimos el amor mutuo de Jesús y de María. En el reverso de la misma se muestra los dos corazones, el de Jesús y el de María.
La Medalla nos invita a orar. En ella, no solamente tenemos la breve jaculatoria de “¡Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!”, sino que la historia de la Medalla recuerda la actitud orante de María, cuando ofrece al Padre y pide por el mundo entero y por cada uno de nosotros.
Nos invita a aceptar el dolor, la enfermedad, lo que nos es adverso, para testimoniar mediante el dolor nuestro amor. La Medalla nos incita a sufrir mostrándonos los dos corazones sufrientes. El de Jesús y el de María. El uno coronado de espinas y el otro atravesado por una espada.
En fin, la Medalla nos incita a combatir el mal representado por la serpiente. María pisa con su pie la cabeza de la serpiente.
y sistemática para la promoción y el servicio en el mundo de la caridad, de la cultura, y de la justicia y así reivindicar la dignidad de la persona humana, imagen de Dios y sacramento de Jesús, intentando de este modo proyectar nuestra fe bautismal.
La formación de los miembros de la Asociación de la Medalla Milagrosa abarca distintos campos:
El campo espiritual para crecer en la vida teologal. Para conseguir la formación espiritual viva se requiere seguir Sólida formación cristiana y mariana
Sería un error, considerar a la Asociación de la Medalla Milagrosa sólo como expresión de la devoción a la Virgen, si no se la considera como medio de apostolado. El Concilio Vaticano dice que la Virgen que ya asunta al cielo, sigue cuidando de los hermanos de su Hijo que peregrinos se hallan en peligros y angustias hasta que sean conducidos a la patria bienaventurada. Por eso María es invocada como Abogada, Auxiliadora, Socorro y Mediadora (VATICANO II, Constitución sobre la Iglesia, n. 39) título este que, sin duda, hace referencia a la Medalla Milagrosa, cuyo significado principal es el de Mediadora de todas las gracias.
Para llevar a cabo el variado apostolado que inspira la Medalla Milagrosa, hay que tener una sólida formación cristiana en general y en algunos temas de manera especial. El número quinto de los Estatutos señala otro fin de la Asociación de la Medalla Milagrosa: La formación cristiana de sus miembros para propagar la doctrina de la Iglesia en el ambiente familiar y social, buscando el deber e imitando a María como modelo de vida cristiana.
Hay que dar razón de nuestra esperanza dijo san Pedro (1 Pedro 3, 15). Los miembros de la Asociación deben dar respuesta convincente a los muchos problemas que plantea el mundo de hoy.
El Congreso Mariano Nacional aprobó la siguiente proposición: Dentro de una sociedad de cambios, rápidos y profundos, las Celadoras de la Asociación así como los miembros de la misma deben comprometerse a la formación permanente el ritmo espiritual de la Iglesia y, si hay oportunidad para ello, la lectura de libros que versen sobre temas espirituales y la meditación continua y honda de la Palabra de Dios.
El campo doctrinal de la Iglesia. La labor doctrinal de la Iglesia en general y de las particulares es inmensa. El Papa, las Congregaciones romanas, las Conferencias episcopales procuran de medios suficientes para que los fieles cristianos estén al día y bien informados sobre las cuestiones que atañen a la Iglesia y al mundo en su cariz teológico y moral. La Congregación romana para la doctrina y la fe decía: Para que los laicos puedan realizar activamente la noble tarea de hacer reconocer y estimar los valores humanos y cristianos, no bastan las exhortaciones, sino que es necesario ofrecerles la debida formación de la conciencia social, especialmente la doctrina social de la Iglesia, la cual contiene principios de reflexión, criterios de juicio y directrices prácticas. (CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE; Instrucción sobre la libertad cristiana y la liberación. n. 72)
Espiritualidad Vicenciana
La nota o cualidad vicenciana de la Asociación obliga a ésta a formarse en el carisma vicenciano que tiene, a mi modo de ver, dos vertientes y que, según el capítulo sexto debe lograr alcanzar todo miembro de la Asociación de la Medalla Milagrosa:
-
la del espíritu
-
y la del apostolado