Entre las muchas actividades que se desarrollan en la Parroquia, figura, como parte integrante de la liturgia, el “Coro Parroquial”.
Nació en el año 1999 y está compuesto por un grupo de 25 mujeres que viene actuando estos últimos trece años, ininterrumpidamente, en la Misa de 12,00h los días laborales.
No pretende este modesto coro ser un Orfeón brillante que amenice la Eucaristía, busca sencillamente, representar al pueblo de Dios que canta sus alabanzas e intenta hacer la Misalmás provechosa y participativa, seleccionando las canciones de acuerdo con la Liturgia de la Palabra.
Otro objetivo que se pretende es centrar la atención y la espiritualidad de los fieles en el desarrollo del año litúrgico, contando para ello con abundante repertorio de canciones alusivas a todos y cada uno de los tiempos que lo conforman.
Con el fin de desempeñar su labor lo más dignamente posible, el grupo que forma el coro, se reúne, dos veces por semana para perfeccionar y ampliar el número de canciones, a la vez que desarrollar y potenciar las cualidades musicales de sus miembros.
Desde el punto de vista humano, el coro se ha transformado en un grupo, en el que el cariño y la amistad, une a todas sus componentes, que procuran estrechar los lazos que las unen, con diversas actividades de ocio, como excursiones, comidas y convivencias.
Este coro está abierto a todas las personas que quieran sumarse a esta noble tarea, en la que disfrutarán, entre otras cosas, de la benéfica influencia que ejerce el cultivo de la Música, en cualquiera de sus formas. Y, desde el punto de vista sobrenatural, según dice el Papa Pío XII: «…todos los que, según su talento artístico, componen, o dirigen, o ejecutan oralmente o con instrumentos músicos, realizan, sin duda alguna, un verdadero y genuino apostolado, de muy diversas formas, y son acreedores a los premios y honores de apóstoles, que abundantemente dará a cada uno Cristo nuestro Señor por el fiel cumplimiento de su oficio» (Carta Encíclica Musicae Sacrae).
Criterios por los que se rige el coro:
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Es importante cantar. Es una de las cosas que sin duda queremos promover en nuestras celebraciones. Para la creación de clima colectivo, para la elevación del ambiente de oración y de alabanza, para que los sentimientos de la celebración entren en el corazón y no sólo en el cerebro.
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Es importante cantar bien. La educación musical generalmente deja bastante que desear. Y a veces parece que a algunos no les preocupe en absoluto. Y que les dé lo mismo, por ejemplo, si los cantos rítmicos se cantan arrastrándolos. Nuestro coro, con ganas y dedicación, hace lo posible, bajo la batuta de Julia por aprender cada día más, y disfrutar así más de la calidad del canto y de la satisfacción de cantar bien.
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El canto en la misa tiene que estar muy integrado en el momento concreto, el tiempo litúrgico concreto, el carácter litúrgico concreto que convenga dar a la celebración, y que por tanto no se debe pensar y escoger el canto simplemente porque «sea bonito».
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El canto, en la Misa, no se puede concebir como una especie de «Ilustración musical» de algo que va por otro lado, sino que debe formar parte de lo que la celebración misma es en su totalidad.
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Al plantearse en qué momentos cantar, hay que ver qué momentos necesitan más ser acompañados de canto, y no al revés, buscando dónde colocar unos cantos que quiero colocar vengan a cuento o no.
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Toda comunidad, a su nivel, siempre tiene posibilidades de ampliar y dignificar un poco más su repertorio de cantos.
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No se trata de andar con la obsesión de introducir constantemente cantos nuevos, sino de encontrar cantos buenos. Un canto bueno, puede durar siglos. Y un canto malo, aunque sea muy nuevo, mejor que no se cante nunca.
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En la ampliación del repertorio, no queremos pecar por defecto (por eso introducimos nuevas canciones), pero tampoco queremos pasarnos por exceso, y marear al personal con cantos constantemente nuevos, porque la gente tiene el derecho de cantar con tranquilidad lo que ya sabe.