Visita Pastoral.Cartel

Visita Pastoral de nuestro obispo, D. Atilano a San Nicolás el Real

Visita Pastoral.Cartel
 
 
 
Programa de la visita
Martes, 4 de abril
 
 
 
  Vista 1    Vista 2
 

Lo que es la visita pastoral 
Una de las principales responsabilidades del obispo, en el servicio pastoral a sus diocesanos, consiste en la realización de la Visita Pastoral a las distintas parroquias de la diócesis.
 
Por ello, en el marco de este curso pastoral, en el que somos convocados a renovar el ardor misionero y a buscar nuevos caminos para el anuncio del Evangelio, tengo el propósito de realizar la Visita Pastoral a la ciudad de Molina y a las restantes parroquias del arciprestazgo durante el tiempo pascual.
 
Aunque mis predecesores, en el ejercicio del ministerio episcopal, han realizado con periodicidad la Visita Pastoral a todas las parroquias y, por tanto, el sentido de la misma es conocido por muchos, me atrevo no obstante a recordar brevemente a toda la comunidad diocesana la finalidad de la visita para que se unan en la oración al Señor por el fruto pastoral de la misma. 
 
Esta visita a los miembros de cada comunidad parroquial, a los grupos eclesiales y a los movimientos apostólicos, le permite al obispo establecer una relación más cercana con los hermanos sacerdotes, con los miembros de la vida consagrada y con los restantes miembros del Pueblo de Dios. Esto nos permitirá crecer en el conocimiento mutuo y en el amor fraterno.
 
Pero, además, esta relación cercana con los miembros de cada comunidad cristiana tiene también un profundo y hermoso significado eclesial. El obispo, como padre y pastor de toda la diócesis, en nombre de Jesucristo, el Buen Pastor, visita a todos los diocesanos para atenderlos en su vida cristiana, para escuchar sus dificultades y para compartir sus esperanzas.
 
De hecho, la integración de la comunidad parroquial en la vida de la Iglesia diocesana se expresa y se realiza visiblemente mediante la comunión de los fieles y de su párroco con el obispo. Éste, a pesar de sus muchas limitaciones, como sucesor de los apóstoles es siempre el principio y fundamento visible de la unidad de la Iglesia diocesana a pesar de sus muchas carencias y limitaciones.
 
Por medio de esta comunión real y fraterna con el obispo diocesano, se expresa y se hace realidad, de forma visible, la comunión de todos los cristianos con el Santo Padre y con la Iglesia universal. Por eso, la presencia del obispo expresa y concreta también visiblemente la naturaleza y el sentido de la parroquia como comunidad de fieles dentro de la diócesis.
 
Partiendo de este hondo significado eclesial, la Visita Pastoral debe tener como principal objetivo, tanto para el obispo como para los restantes miembros de cada comunidad parroquial, el fortalecimiento de la fe en Jesucristo, único salvador de los hombres, y la profundización en el sentido de pertenencia a la única Iglesia de Jesucristo. Solamente, cuando tomemos conciencia de nuestra vocación bautismal y de nuestra condición de miembros vivos de la Iglesia, estaremos en condiciones de asumir con gozo la participación activa, gozosa y corresponsable en su misión.
 
Por ello, la Visita Pastoral, al tiempo que ayuda a todos los miembros de la parroquia a renovar la conciencia de su pertenencia a la misma, ha de favorecer también la renovación de la fe en Jesucristo, el impulso de la evangelización y el servicio gozoso a los más pobres y necesitados de la comunidad.
 
Pero, la consecución de estos objetivos sólo será posible, si establecemos como punto de partida el encuentro con Cristo en la oración. Solamente el Señor, mediante la acción de su Espíritu, puede dar una nueva orientación a nuestras vidas, empujándonos a salir de nosotros mismos para encontrarnos con aquellos hermanos que viven en las “periferias existenciales”.
Por ello, durante los días de la Visita pastoral, dedicaremos un tiempo a celebrar la fe en Jesucristo, el único Señor de nuestras vidas. De su acción fecunda, por medio del Espíritu Santo, brota incesantemente la misión de la Iglesia y su actividad evangelizadora. Además, mediante la oración, ponemos en las manos del Señor las alegrías y las penas, los sufrimientos y las esperanzas de todos los miembros de la comunidad cristiana y de quienes se han alejado de ella.
 
El encuentro sacramental con el Señor, muerto y resucitado por la salvación de los hombres, nos brinda a todos los cristianos la posibilidad de vivir la alegría de la fe, de esperar el cumplimiento de sus promesas y de tomar conciencia de la urgencia de comunicar la buena noticia de la salvación de Dios a nuestros semejantes.
 
A partir de este encuentro con el Señor, tengo el propósito de reunirme con los niños, jóvenes, catequistas, responsables de la organización de la actividad caritativa y de la preparación de las celebraciones litúrgicas, así como con los restantes miembros de la parroquia. Procuraré también saludar a los ancianos, enfermos e impedidos que, debido a sus limitaciones físicas, no pueden acudir a la parroquia o a los centros de reunión.
 
Después de escuchar con atención e interés las distintas propuestas y sugerencias de quienes quieran participar en los encuentros, con la ayuda del Señor intentaré animar y estimular las muchas cosas buenas que ya se vienen realizando y procuraré ofrecer alguna orientación sobre la programación de otras actividades espirituales y pastorales, que exigen la colaboración de todos para el impulso de la nueva evangelización.
 
Los bautizados debemos ser conscientes de que, no sólo hemos de vivir cada día la alegría del Evangelio, sino que hemos de actuar en cada momento de la vida con la profunda convicción de que éste es el mejor regalo que podemos ofrecer a nuestros hermanos para ayudarles a encontrar el verdadero sentido de la vida y para mantener viva la esperanza en la salvación de Dios.
 
Con mi sincero afecto y estima a todos los diocesanos, os invito a invocar los dones del Espíritu Santo y la intercesión de la Santísima Virgen para que la Visita Pastoral produzca frutos abundantes de conversión a Dios y nos ayude a encontrar caminos de renovación en la misión evangelizadora de la Iglesia.
 
+ Atilano Rodríguez, obispo de Sigüenza-Guadalajara
Carta semanal  4 de mayo de 2014
Fuente: www.siguenza-guadalajara.org
Publicado en Noticias.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *