Domingo 12 de febrero de 2012
Soy presa de la inquietud hasta la aurora
Primera lectura
Lectura del libro de Job (7, 1-4. 6-7)
El Señor dijo a Moisés y a Aarón:
Cuando aparezca en la piel de una persona una hinchazón, una erupción o una mancha lustrosa, que hacen previsible un caso de lepra, la persona será llevada al sacerdote Aarón o a uno de sus hijos, los sacerdotes.
La persona afectada de lepra llevará la ropa desgarrada y los cabellos sueltos; se cubrirá hasta la boca e irá gritando: «¡Impuro, impuro!». Será impuro mientras dure su afección. Por ser impuro, vivrá apartado y su morada estará fuera del campamento.
Palabra de Dios
31, 1-2. 5. 11
R. ¡Me alegras con tu salvación, Señor!
Sigan mi ejemplo, así como yo sigo el ejemplo de Cristo
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto (10, 31—11,1)
Hermanos:
Palabra de Dios
Evangelio
La lepra desapareció y quedó purificado
Lectura del santo evangelio según san Marcos (1, 40-45)
Se le acercó un leproso a Jesús para pedirle ayuda y, cayendo de rodillas, le dijo: «Si quieres, puedes purificarme». Jesús, conmovido, extendió la mano y lo tocó diciendo: «Lo quiero, quda purificado». Enseguida la lepra desapareció y quedó purificado.
Jesús los despidió, advirtiéndole severamente: «No le digas nada a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega por tu purificación la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio».
Sin embargo, apenas se fue, empezó a proclamarlo a todo el mundo, divulgando lo sucedido, de tal manera que Jesús ya no podía entrar públicamente en ninguna ciudad, sino que debía quedarse afuera, en lugares desiertos. Y acudían a Él de todas partes.
Palabra del Señor