«Para renovar nuestra fe y la de nuestras comunidades cristianas»
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» El Año de la fe» es un tiempo para revisar nuestra fe y la de nuestras comunidades cristianas para asumir con gozo la nueva evangelización.
Teniendo en cuenta este objetivo pastoral propuesto por el Papa Benedicto XVI para la Iglesia Universal, nuestro obispo Mons. Atilano Rodríguez ha considerado que éste ha de ser el objetivo pastoral para toda la diócesis durante el próximo curso.
Se está trabajando en el proyecto de crear grupos en las parroquias, cofradías, y movimientos apostólicos que se dediquen a hacer una lectura creyente y orante de la Palabra de Dios para escucharle, dejarse interpelar y responder desde una sincera conversión. Si no hay escucha creyente y orante de Dios, no puede haber discípulo, seguidor, testigo ni evangelizador. Por lo tanto, debemos ir a lo fundamental: «la Palabra de Dios debe ser la fuente de donde surja y mane constantemente nuestra vida cristiana y nuestra misión como evangelizadores».
El itinerario fijado en la «Guía para una lectura comunitaria del evangelio de Marcos» de la Editorial Verbo Divino, se presenta en su primer volumen, de la siguiente manera:
Proyecto de evangelización.
El camino se apoya en tres pilares, en tres claves de lectura que es importante tener en cuenta antes de comenzar a caminar.
En primer lugar, proponemos hacer este camino no en solitario, sino con otros creyentes, en comunidad. Esta dimensión comunitaria se deduce del mismo evangelio, que fue escrito en una comunidad y para una comunidad; y también de la naturaleza de la Iglesia. En el grupo hay lugar para la diversidad y cada uno puede encontrar el complemento que le proporcionan los demás. Exige una actitud de apertura y sencillez; de aceptación de los demás y de entrega generosa de sí mismo.
En segundo lugar, deseamos que la lectura del evangelio se haga con actitud de fe y en clima de oración. Queremos hacer una lectura creyente. Hay muchas maneras de leer la Biblia. Nosotros elegimos una que responde a la intención con que fueron escritos los evangelios: fortalecer la fe de las comunidades cristianas. Esta segunda clave requiere de los participantes una actitud de apertura a Dios, de fe en su capacidad de hablarnos hoy a través su Palabra y de los acontecimientos de la vida.
Y en tercer lugar, al hacer esta lectura del evangelio debemos estar abiertos a la conversión. Si el encuentro con el Señor resucitado a través de su Palabra no va cambiando nuestras vidas; si no nos dejamos interpelar y transformar por ella, entonces nuestro acercamiento al evangelio habrá sido inútil. La experiencia de Jesús y de los primeros cristianos reflejada en el evangelio cuestionará nuestras vidas y nos obligará a cambiar poco a poco.
Así pues, lo que proponemos es hacer una lectura comunitaria del evangelio en clave de oración y orientada a la conversión.
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