¿Cómo alcanzar la certeza de la Fe y vencer la fragilidad de la Fe?
El Papa Francisco responde
Es una pregunta histórica y tiene relación con mi historia personal. He tenido la gracia de crecer en una familia en la que la Fe se veía de un modo simple y concreto, pero sobre todo estuvo mi abuela, la madre de mi padre que ha marcado mi camino de Fe. Una mujer que nos explicaba, nos hablaba de Jesús, nos enseñaba el catecismo y recuerdo siempre que los Viernes Santos nos llevaba siempre a la tarde a la procesión de las velas, de las candelas. Y al terminar la procesión llegaba el Cristo yacente y mi abuela nos hacía arrodillar y nos decía: – está muerto pero mañana resucitara- he recibido mi primer anuncio cristiano propiamente de mi abuela, esto es bellísimo, el primer anuncio en mi casa, con mi familia.
Esto me hace pensar en el amor de tantas madres, de tantas abuelas en la transmisión de la Fe. Son ellas las que transmiten la Fe; San Pablo decía ya a Timoteo, – yo recuerdo la Fe de tu mama y de tu abuela- porque Dios nos pone cerca a las personas que nos ayudan en nuestro camino de Fe, nosotros no encontramos la Fe en abstracto, es siempre una persona que predica, que nos dice quien es Jesús, que comparte la Fe, que nos hace el primer anuncio, y así fue mi primera experiencia de Fe. Pero hay para mi un día muy importante, el 21 de septiembre del 53, tenía casi diecisiete años, era el día del estudiante, para nosotros el día de la primavera, para ustedes es el día del otoño. Antes de ir a la fiesta pasé por mi parroquia y encontré un sacerdote que yo no conocía y sentí la necesidad de confesarme. Esta fue para mi una experiencia, porque encontré que me esperaban, no se por qué estaba ese sacerdote que no conocía, por qué sentí ese deseo de confesarme… La verdad era que me estaban esperando. Después de la confesión sentí que algo había cambiado, yo no era el mismo Había sentido como una voz, una llamada y estaba convencido que yo tenía que ser sacerdote. Esta experiencia en la Fe es importante. Nosotros decimos que tenemos que buscar a Dios, ir a Él a pedir perdón, pero cuando nosotros vamos el nos está esperando primero; en español tenemos una palabra que explica bien esto, “El Señor siempre nos primerea”, Él es primero, encontrar a alguien que te está esperando es una gracia grande. Es la experiencia que los profetas de Israel decían: – El Señor es como la flor de la primavera, antes que vengan las otras flores el viene antes, el Señor nos espera-
Cuando nosotros lo buscamos, encontramos esta realidad, que Él nos espera para recibirnos, darnos su amor y esto crea un estupor tal que uno no puede creer y es así como va creciendo la Fe, con el encuentro con una persona, con el encuentro con el Señor. Alguno dirá yo prefiero estudiar la Fe en los libros, eso es importante, pero con esto sólo no es suficiente, lo importante es el encuentro con Él, porque es propiamente Él el que te da la Fe.
También ustedes hablaban de la fragilidad de la Fe para vencerla, el enemigo es el miedo, no tengas miedo, somos frágiles pero lo sabemos, pero Él es más fuerte, si tu vas con Él no hay problemas. Un niño es fragilísimo pero con su padre está seguro. Con el Señor estamos seguros, la Fe crece con el Señor, de la mano del Señor, esto nos hace crecer. Si pensamos que nos la podemos arreglar sólo, recordemos a Pedro que negó tres veces antes de que cantara el gallo. Cuando tenemos demasiada confianza, nos volvemos más frágiles. Siempre debemos ir con el Señor y decir con el Señor es decir con la Eucarística, con la Biblia, con la oración. Pero también en la familia, con la madre, con María, ella es la madre que nos lleva al Señor. Acerquémonos a la Virgen María y pidámosle que como madre nos haga fuerte, esta es mi experiencia, algo que me hace fuerte es rezar el rosario todos los días, siento una fortaleza tan grande, porque voy a ella y me siento fuerte.
El Papa Francisco en la Vigilia de Pentecostés
Con los Movimientos eclesiales
18 de mayo de 2013