Año de la Fe. Consejo Diocesano de Pastoral

LA CELEBRACIÓN DEL AÑO DE LA FE

Introducción

– La duración del Año de la Fe será del 11 de octubre de 2012 al 24 de noviembre de 2013.

– Se desarrollará con motivo del 50 Aniversario del Vaticano II y del 20 Aniversario de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica.

– Ha sido convocado por el Papa Benedicto XVI, mediante la carta PortaFidei, el 11 de octubre de 2011.

– La Congregación para la Doctrina de la fe, en la Nota con indicaciones pastorales para el Año de la fe, en fecha 6 de enero de 2012, contiene acciones a realizar para esta convocatoria.

– Objetivos:

1. ¿Qué pretende? (Objetivo general)
2. ¿Qué implicaciones puede tener para los creyentes? (Objetivos específicos).
3. ¿Qué acciones se podrían realizar? (Objetivos Operativos)

1. Objetivo general

«Introducir a todo el cuerpo eclesial en un tiempo de especial reflexión y redescubrimiento de la fe» (Porta Fidei, 4).
«El Año de la fe es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor» (Porta Fidei, 6).

Contexto:
• Porta Fidei, 4:
«…he convocado la Asamblea General del Sínodo de los Obispos (El XIII Sínodo de los obispos), en el mes de octubre de 2012, sobre el tema de La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana. Será una buena ocasión para introducir a todo el cuerpo eclesial en un tiempo de especial reflexión y redescubrimiento de la fe. No es la primera vez que la Iglesia está llamada a celebrar un Año de la fe. Mi venerado Predecesor, el Siervo de Dios Pablo VI, proclamó uno parecido en 1967, para conmemorar el martirio de los apóstoles Pedro y Pablo en el décimo noveno centenario de su supremo testimonio. Lo concibió como un momento solemne para que en toda la Iglesia se diese «una auténtica y sincera profesión de la misma fe»; además, quiso que ésta fuera confirmada de manera «individual y colectiva, libre y consciente, interior y exterior, humilde y franca». Pensaba que de esa manera toda la Iglesia podría adquirir una «exacta conciencia de su fe, para reanimarla, para purificarla, para confirmarla y para confesarla». Las grandes transformaciones que tuvieron lugar en aquel Año, hicieron que la necesidad de dicha celebración fuera todavía más evidente. Ésta concluyó con la Profesión de fe del Pueblo de Dios.»

• Pablo VI: Año de la fe, 1967, y El credo del Pueblo de Dios, 1968.

• Vísperas del III Sínodo, en 1974: La Evangelización en el mundo moderno.

En resumen, el objetivo general es:

«Contribuir a una renovada conversión al Señor Jesús y al redescubrimiento de la fe, de modo que todos los miembros de la Iglesia sean para el mundo actual testigos gozosos y convincentes del Señor resucitado, capaces de señalar la «puerta de la fe» a tantos que están en búsqueda de la verdad» (Nota con indicaciones pastorales para el Año de la fe, introducción).

2. Objetivos específicos

«Celebrar el Año de la fe de una manera digna y fecunda» (Porta Fidei, 6), implica:

• Intensificar la reflexión sobre la fe ( PF 8; cfr. 10 y 11)
• Confesar la fe en el Señor Resucitado (PF 8)
• Intensificar la celebración de la fe en la liturgia (PF 9)
• Transmitir mejor a la generaciones futuras la fe de siempre (PF 8)
• Lograr que el testimonio de las creyentes sea cada vez más creíble (PF9, cfr. 14 y 15)
• Volver a recorrer la historia de nuestra fe (PF 13)


«Es decir, redescubrir los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y rezada» (Fidei Depositum)
«…y reflexionar sobre el mismo acto con el que se cree» (PF 9)


Insiste, por un lado, en la distinción entre el acto de fe (fides qua) y los contenidos de la fe (fides quae), y por otro, en la unidad entre ellos:

Porta Fidei, 10:
«…quisiera esbozar un camino que sea útil para comprender de manera más profunda no sólo los contenidos de la fe sino, juntamente también con eso, el acto con el que decidimos de entregarnos totalmente y con plena libertad a Dios. En efecto, existe una unidad profunda entre el acto con el que se cree y los contenidos a los que prestamos nuestro asentimiento. El apóstol Pablo nos ayuda a entrar dentro de esta realidad cuando escribe: «con el corazón se cree y con los labios se profesa» (cf. Rm 10, 10). El corazón indica que el primer acto con el que se llega a la fe es don de Dios y acción de la gracia que actúa y transforma a la persona hasta en lo más íntimo.
A este propósito, el ejemplo de Lidia es muy elocuente. Cuenta san Lucas que Pablo, mientras se encontraba en Filipos, fue un sábado a anunciar el Evangelio a algunas mujeres; entre estas estaba Lidia y el «Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo» (Hch 16, 14). El sentido que encierra la expresión es importante. San Lucas enseña que el conocimiento de los contenidos que se han de creer no es suficiente si después el corazón, auténtico sagrario de la persona, no está abierto por la gracia que permite tener ojos para mirar en profundidad y comprender que lo que se ha anunciado es la Palabra de Dios.»

La fe «es ante todo una adhesión personal del hombre a Dios; es al mismo tiempo e inseparablemente el asentimiento libre a toda la verdad que Dios ha revelado» (CEC 150).

Porta Fidei, 10:
«El conocimiento de los contenidos de la fe es esencial para dar el propio asentimiento, es decir, para adherirse plenamente con la inteligencia y con la voluntad a lo que propone la Iglesia.»

Para acceder a un conocimiento sistemático del contenido de la fe, tenemos en el Catecismo de la Iglesia Católica un subsidio precioso e indispensable, pues en él se encuentran sintetizados sistemática y orgánicamente los contenidos fundamentales de la fe (Porta Fidei, 11).

Insiste también en que «entre la fe y la verdadera ciencia no puede haber conflicto alguno, porque ambas, aunque por caminos distintos, tienden a la verdad» (Porta Fidei, 12, cfr. Fides et ratio 34,106).

A través de los ejemplos de fe que han marcado los últimos dos mil años (María, apóstoles, discípulos, mártires, consagrados y tantos hombres y mujeres…) aprendemos que por la fe: «se acoge la palabra; se alaba; se permanece en pie en «el calvario»; se saborea los frutos de la resurrección; se deja todo y se va por todo el mundo a anunciar; se crean las comunidades; se consagra la vida; se promueven acciones a favor de la justicia; se confiesa la belleza de seguir al Señor; se da testimonio cristiano en la familia, profesión…» (Porta Fidei, 13).

3. Objetivos operativos o acciones.
(Cfr. Nota de la Congregación para la doctrina de la fe)

4. Acción especial: Lectura creyente de la Biblia
Si el umbral de la fe «se cruza cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma» (Porta Fidei, 1), es necesario poner al Pueblo de Dios en contacto con su Palabra. De ahí, el proyecto diocesano para el próximo curso pastoral de poner en marcha la rica experiencia eclesial de Lectura Creyente de la Biblia.

Consejo Diocesano de Pastoral
Etapa IV, asamblea II
Guadalajara: 21 de abril de 2012
D. Eugenio Abad Vega (Vicario General)
Publicado en Documentos.

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