Monición de entrada: Hoy es la fiesta de la Presentación del Señor. María y José, siendo niño Jesús, le llevaron al templo para ofrecérselo a Dios. Un anciano que había allí, vio en Él «la luz de las naciones», y nosotros, como Jesús, somos llamados también para ser una «luz» en casa, en la ciudad, en el barrio, en el cole, en todos partes…
1a Lectura: (Mal, 3, 1-4). El Señor vendrá a purificar todo el mal que hay en su pueblo, para darle para siempre su amor.
Salmo 23,7-10: «El Señor, Dios del universo, Él es el Rey de la gloria»
2a Lectura: (Heb, 2,14-18). Jesucristo se ha hecho en todo igual a nosotros y así ha destruido el mal y la muerte, como anunciaba la primera lectura.
Evangelio: (Lc, 2, 22-40). La esperanza de Simeón y del pueblo se ha cumplido. También la nuestra. No caminamos a oscuras.
Preces:
1 – Para que la Iglesia sepa ser, como Jesús, luz de las naciones. Roguemos al Señor.
2.- Para que todos los hombres encuentren en Jesucristo la luz que ilumina y da sentido al camino de la vida. Roguemos al Señor.
3.- Por todos los que han recibido el don de la llamada a la Vida Consagrada para que sean auténticos testigos de la Resurrección, en nuestra sociedad y en el mundo entero. Roguemos al Señor.
4.- Para que sepamos dar esperanza a los que sufren. Roguemos al Señor.
5.- Para que los que estamos aquí celebrando la Eucaristía, vivamos unidos por el amor que el Espíritu Santo infunde en nosotros. Roguemos al Señor.
Comunión: El Señor nos llamó un día a la vida. Y estamos vivos. Otro día nos llamó a ser cristianos y fuimos bautizados. Hoy nos llama a recibir su Cuerpo y su Sangre en la Comunión.
Despedida: María entró en el templo de Jerusalén llevando en sus brazos a Aquel que es la luz para todos los hombres. También nosotros, como Ella, debemos ser portadores de luz, de la luz de Jesucristo. Llenos siempre del gozo de la fe, de la esperanza, del amor.