san jos obrero

Miércoles, día 1 de mayo. San José Obrero

Con los obreros

san jos obreroLlega San José Obrero y, como todos los años, trae en la mochila la Fiesta del Trabajo. Así ocurre en todas las parroquias y en todos los barrios.
En este aciago tiempo de desempleo y crisis, las calles sonarán más que de ordinario aunando protestas con lamentos, quejas con llantos.
En el momento actual no son los clásicos obreros quienes se manifiestan en jornada de exaltación proletaria. Hoy, por desgracia, son parados que no volverán a trabajar; son titulados recientes que aún no han firmado un contrato; son jóvenes preparados que están haciendo las maletas; son padres a quienes se les vacían las huchas de los ahorros. ¿Tienen tiempo y ánimo para atender un poco al santo patrono? ¿Para tomar en consideración el mensaje cristiano?
 

Entre las iniciativas católicas existe una, la Pastoral Obrera, que enarbola el propósito de «llevar la Buena Noticia de la liberación y de la salvación cristianas al mundo del trabajo» (y en estos tiempo se sobreentiende que también al mundo del paro). Por ahí dirigen buena parte de su actividad los Equipos Parroquiales de Pastoral Obrera (EPPOs).

En la diócesis, está arrancando tal forma de evangelización. Precisamente, en el curso actual se han hecho avances valiosos, aunque pequeños. Por eso mismo parece necesario prestar ayudas a semejante tarea y empeño. Es verdad que se trata de una pastoral específica; y así puede parecérselo a muchos cristianos. No obstante, los posibles destinatarios y beneficiarios de tal compromiso evangelizador son todo un mundo de personas y familias que han de contar para la comunidad cristiana. Esta sí que es una periferia inmensa; que grita y llama.

Fuente: EL ECO. Núm. 3.730 ( 28-04-2013)


El día 1 de Mayo del año 1955, el Papa Pío XII, instituyó la fiesta de San José Obrero. Una fiesta que ha de celebrarse desde el punto de partida del amor a Dios y de ahí pasar a la vigilancia por la responsabilidad de todos y de cada uno al amplísimo y complejo mundo de la relación con el prójimo basada en el amor:

 

desde el trabajador al empresario y del trabajo al capital, pasando por poner de relieve y bien manifiesta la dignidad del trabajo -don de Dios- y del trabajador -imagen de Dios-, los derechos a una vivienda digna, a formar familia, al salario justo para alimentarla y a la asistencia social para atenderla, al ocio y a practicar la religión que su conciencia le dicte; además, se recuerda la responsabilidad de los sindicatos para logro de mejoras sociales de los distintos grupos, habida cuenta de las exigencias del bien de toda la colectividad y se aviva también la responsabilidad política del gobernante.

Todo esto incluye ¡y mucho más! la doctrina social de la Iglesia porque se toca al hombre al que ella debe anunciar el Evangelio y llevarle la Salvación; así mantuvo siempre su voz la Iglesia y quien tenga voluntad y ojos limpios lo puede leer sin tapujos ni retoques en Rerum Novarum, Mater et Magistra, Populorum Progressio, Laborem Exercens, Solicitudo Rei Socialis, entre otros documentos.

Dar doctrina, enseñar donde está la justicia y señalar los límites de la moral; recordar la prioridad del hombre sobre el trabajo, el derecho a un puesto en el tajo común, animar a la revisión de comportamientos abusivos y atentatorios contra la dignidad humana… es su cometido para bien de toda la humanidad; y son principios aplicables al campo y a la industria, al comercio y a la universidad, a la labor manual y a la alta investigación científica, es decir, a todo el variadísimo campo donde se desarrolle la actividad humana.

Nada más natural que fuera el titular de la nueva fiesta cristiana José, esposo de María y padre en funciones de Jesús, el trabajador que no lo tuvo nada fácil a pesar de la nobilísima misión recibida de Dios para la Salvación definitiva y completa de todo hombre; es uno más del pueblo, el trabajador nato que entendió de carencias, supo de estrecheces en su familia y las llevó con dignidad, sufrió emigración forzada, conoció el cansancio del cuerpo por su esfuerzo, sacó adelante su responsabilidad familiar; es decir, vivió como vive cualquier trabajador y probablemente tuvo dificultades laborales mayores que muchos de ellos; se le conoce en su tiempo como José «el artesano» y a Jesús se le da el nombre descriptivo de «el hijo del artesano». Y, por si fuera poco, los designios de Dios cubrían todo su compromiso.

Fiesta sugiere honra a Dios, descanso y regocijo. Pues, ánimo. Honremos a Dios santificando el trabajo diario con el que nos ganamos el pan, descansemos hoy de la labor y disfrutemos la alegría que conlleva compartir lo nuestro con los demás.

Jesús Martí Ballester

Publicado en Celebraciones.

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