Confirmaciones en nuestra parroquia, domingo 23 de noviembre de 2025
El domingo 23 de noviembre, en la Eucaristía de las Familias, a las 13,00 h. recibirán el sacramento de Confirmación un grupo de jóvenes de nuestra parroquia.
Rezamos por todos los confirmandos, sus catequistas y sus familias, que el Espíritu Santo derrame sobre ellos sus 7 dones.

«El sacramento de la Confirmación supone para nuestros jóvenes la conclusión de su proceso de iniciación cristiana. Este sacramento aporta un crecimiento de la gracia bautismal: nos une más firmemente a Cristo; hace más profundo nuestro vínculo con la Iglesia; nos concede una fuerza especial del Espíritu Santo para difundir y defender la fe, para confesar el nombre de Cristo y para no avergonzarnos nunca de su cruz» (cf. Catecismo de la Iglesia católica, n. 1303).
Carta a los jóvenes de confirmación
Si estáis leyendo esta carta es porque tenéis buenos amigos. Seguramente, alguien de vuestra familia, o alguna persona de la parroquia, o incluso, alguien de vuestro grupo de amistad os habrá hablado de la Confirmación, de lo que significa y de la ayuda que se recibe.
A vuestra edad es importante tomar decisiones. Tenéis capacidad para elegir entre varias opciones que se presentan cada día.
A veces veis claro lo que queréis y sabéis cuál es el camino para conseguir vuestras metas.
Hay momentos en los que podéis pensar que lo más fácil es hacer lo que hacen todos los demás, comportarse como uno más, sin tener voluntad propia.
Y hay días en los que valoráis más no ser fotocopias de nadie. Porque tenéis personalidad y capacidad de decisión.
Pero también hay ocasiones en las que tenéis dudas. No sabéis exactamente qué camino seguir. Y sentís que necesitáis alguien que os acompañe y os aconseje.
Por eso, os felicito si habéis comenzado la catequesis para la Confirmación. En este sacramento el protagonista es el Espíritu Santo.
Jesucristo os regala lo mejor que tiene: su Espíritu. Es tanto como decir: su presencia, su amistad, su cercanía, su fuerza, su estímulo, su protección, su consejo, su consuelo, su orientación.
El Espíritu Santo os enseña a amar como Jesús, a pensar como Jesús, a sentir como Jesús, a vivir como Jesús.
El Espíritu Santo es como el combustible que los automóviles necesitan para caminar. Es como el aire imprescindible para respirar y vivir. Es como un viento impetuoso que nos mueve y también como una brisa suave que nos da vida.
El Espíritu Santo no solamente es Santo en sí mismo, sino que también es santificador, en el sentido de que hace nuestra vida mejor, más feliz, más plena, más bella, más santa.
En la catequesis os hablarán de la importancia de la oración, que es estar junto a Jesucristo, vuestro mejor amigo, para hablarle de vuestras cosas, para darle gracias, para pedirle por vuestra familia, vuestros amigos, y también por los más necesitados.
También os dirán que es necesario recibir y vivir los sacramentos, fundamentalmente la Eucaristía y la Reconciliación, en la que pedimos perdón por nuestra fragilidad.
Y pasaréis algunos ratos delante de Jesús. Cantando o en silencio. Escuchando su palabra o pensando en vuestra vida.
Aprenderéis a amar más y mejor a vuestros padres y abuelos, a vuestros hermanos y amigos, a los que están cerca y a los que viven lejos.
Viviréis una aventura inolvidable.
Un saludo.
+ Julián Ruiz Martorell
Obispo de Sigüenza-Guadalajara
( ECO – 28 septiembre de 2025)
Nos encontramos todos los domingos para celebrar la Eucaristía de las Familias

Nos reunimos los domingo para celebrar la Eucaristía de las Familias, a las 13,00 h.
Os animamos a venir en familia y participar leyendo, cantando (podéis participar más activamente en el coro con vuestra voz o con algún instrumento !!!) o ayudando como monaguillos (los que ya han hecho la Primera Comunión).
¡¡ Jesús te espera, no faltes !!
Domingo 33 de Tiempo Ordinario – Ciclo C – Eucaristía de Familias

Domingo 33 de Tiempo Ordinario – Ciclo C-

Los últimos domingos del año litúrgico nos invitan a contemplar la historia en su desenlace final. En la primera lectura, el profeta Malaquías vislumbra la llegada del “día del Señor” como el comienzo de un tiempo nuevo. Este tiempo se describe como el tiempo de Dios, en el cual, como un alba que da paso al sol de justicia, las esperanzas de los pobres y humildes recibirán una respuesta definitiva del Señor, y las obras de los malvados y su injusticia serán erradicadas, quemadas como paja, especialmente en detrimento de los indefensos y los pobres.
Este sol naciente de justicia, como sabemos, es Jesús mismo. El día del Señor, en realidad, no es sólo el día final de la historia, sino que es el Reino que se acerca a cada persona en la venida del Hijo de Dios. En el Evangelio, empleando el lenguaje apocalíptico propio de su tiempo, Jesús anuncia e inaugura este Reino. Él mismo es, de hecho, el señorío de Dios que se hace presente y se abre paso en los dramáticos acontecimientos de la historia. Por lo tanto, no deben asustar al discípulo sino hacerlo aún más perseverante en su testimonio y consciente de que la promesa de Jesús siempre está viva y es fiel: «ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza» (Lc 21,18).
Esta, hermanos y hermanas, es la esperanza a la que nos anclamos, incluso en medio de los acontecimientos no siempre alegres de la vida. Aún hoy, «la Iglesia “va peregrinando entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios” anunciando la cruz del Señor hasta que venga» (Lumen gentium, 8). Y allí donde todas las esperanzas humanas parecen agotarse, se vuelve aún más firme la única certeza, más estable que el cielo y la tierra, de que el Señor no permitirá que ni un cabello de nuestra cabeza perezca.
En medio de las persecuciones, los sufrimientos, las dificultades y las opresiones de la vida y la sociedad, Dios no nos abandona. Él se presenta como Aquel que aboga en favor nuestro. Este hilo conductor recorre toda la Escritura, narrando la historia de un Dios que siempre está del lado de los más pequeños, del huérfano, del extranjero y de la viuda (cf. Dt 10,17-19). Y en Jesús, su Hijo, la cercanía de Dios alcanza la máxima expresión del amor. Por eso, la presencia y la palabra de Cristo se convierten en un júbilo y un jubileo para los más pobres, ya que Él vino a anunciarles la Buena Nueva y a proclamar el año de gracia del Señor (cf. Lc 4,18-19).
Nosotros también participamos de manera especial de este año de gracia, precisamente hoy al celebrar, con esta jornada mundial, el Jubileo de los Pobres. Toda la Iglesia se regocija y se alegra, y ante todo a ustedes, queridos hermanos y hermanas, deseo transmitirles con fuerza las palabras irrevocables del Señor Jesús: «Dilexi te – Te he amado» (Ap 3,9). Sí, a pesar de nuestra pequeñez y pobreza, Dios nos mira como nadie más y nos ama con un amor eterno. Y su Iglesia, aún hoy, quizá especialmente en nuestro tiempo, todavía herida por pobrezas ―antiguas y nuevas―, desea ser «madre de los pobres, lugar de acogida y de justicia» (Exhort. ap. Dilexi te, 39).
¡Cuántas pobrezas oprimen nuestro mundo! Ante todo, son pobrezas materiales, pero también existen muchas situaciones morales y espirituales, que a menudo afectan sobre todo a los más jóvenes. Y el drama que las atraviesa a todas de manera transversal, es la soledad. Ella nos desafía a mirar la pobreza de modo integral, porque ciertamente a veces es necesario responder a las necesidades urgentes, pero en general lo que debemos desarrollar es una cultura de la atención, precisamente para romper el muro de la soledad. Por eso queremos estar atentos al otro, a cada persona, allí donde estamos, allí donde vivimos, transmitiendo esta actitud ya desde la familia, para vivirla concretamente en los lugares de trabajo y de estudio, en las diversas comunidades, en el mundo digital, en todas partes, empujándonos hasta los márgenes y convirtiéndonos en testigos de la ternura de Dios.
Hoy, sobre todo los escenarios de guerra, presentes lamentablemente en diversas regiones del mundo, parecen confirmarnos en un estado de impotencia. Pero la globalización de la impotencia nace de una mentira, de creer que esta historia siempre ha sido así y no podrá cambiar. El Evangelio, en cambio, nos dice que precisamente en las agitaciones de la historia, el Señor viene a salvarnos. Y nosotros, comunidad cristiana, debemos ser hoy, en medio de los pobres, signo vivo de esta salvación.
La pobreza interpela a los cristianos, pero interpela también a todos aquellos que en la sociedad tienen roles de responsabilidad. Exhorto por ello a los Jefes de Estado y a los Responsables de las Naciones a escuchar el grito de los más pobres. No podrá haber paz sin justicia, y los pobres nos lo recuerdan de muchas maneras, con su migración, así como con su grito tantas veces sofocado por el mito del bienestar y del progreso que no tiene en cuenta a todos, y que incluso olvida a muchas criaturas abandonándolas a su propio destino.
A los agentes de la caridad, a los numerosos voluntarios, a quienes se ocupan de aliviar las condiciones de los más pobres, expreso mi gratitud y al mismo tiempo mi aliento para que sean cada vez más, conciencia crítica en la sociedad. Ustedes saben bien que la cuestión de los pobres reconduce a lo esencial de nuestra fe, que para nosotros son la misma carne de Cristo y no sólo una categoría sociológica (cf. Dilexi te, 110). Es por esto que «la Iglesia, como madre, camina con los que caminan. Donde el mundo ve una amenaza, ella ve hijos; donde se levantan muros, ella construye puentes» (ibíd., 75).
Comprometámonos todos. Como escribe el apóstol Pablo a los cristianos de Tesalónica (cf. 2 Ts 3,6-13), en la espera del retorno glorioso del Señor no debemos vivir una vida replegada sobre nosotros mismos ni en un intimismo religioso que se traduzca en desentenderse de los demás y de la historia. Por el contrario, buscar el Reino de Dios implica el deseo de transformar la convivencia humana en un espacio de fraternidad y de dignidad para todos, sin excluir a nadie. Está siempre a la vuelta de la esquina el peligro de vivir como viajeros distraídos, desatentos al destino final e indiferentes hacia quienes comparten el camino con nosotros.
En este Jubileo de los Pobres dejémonos inspirar por el testimonio de los santos y santas que han servido a Cristo en los más necesitados y lo han seguido en la vía de la pequeñez y de entrega. De manera especial, quisiera proponer la figura de san Benito José Labre, que con su vida de “vagabundo de Dios” podría ser considerado como patrono de todos los pobres sin hogar.
Que la Virgen María, que en el Magníficat sigue recordándonos las elecciones de Dios y se hace la voz de los que no tienen voz, nos ayude a entrar en la nueva lógica del Reino, para que en nuestra vida de cristianos se haga presente el amor de Dios que acoge, perdona, venda las heridas, consuela y sana.
Jornada Mundial de los Pobres – domingo, 16 de noviembre de 2025
«Tú, Señor, eres mi esperanza» (cf. Sal 71, 5).

AQUÍ PUEDES ENCONTRAR MATERIALES PARA LA JORNADA
* * * *
Carta de nuestro obispo
Queridos hermanos en el Señor:
Os deseo gracia y paz.
El domingo 16 de noviembre celebramos la IX Jornada Mundial de los Pobres, cuyo lema es: “Tú, Señor, eres mi esperanza”, tomado del salmo 71(70),5.
Ocho frases significativas del mensaje de León XIV nos ayudan a reflexionar:
1) “En medio de las pruebas de la vida, la esperanza se anima con la certeza f irme y alentadora del amor de Dios, derramado en los corazones por el Espíritu Santo” (n. 1).
2) “El pobre puede convertirse en testigo de una esperanza fuerte y fiable, precisamente porque la profesa en una condición de vida precaria, marcada por privaciones, fragilidad y marginación. No confía en las seguridades del poder o del tener; al contrario, las sufre y con frecuencia es víctima de ellas. Su esperanza sólo puede reposar en otro lugar. Reconociendo que Dios es nuestra primera y única esperanza, nosotros también realizamos el paso de las esperanzas efímeras a la esperanza duradera.” (n. 2).
3) “La pobreza más grave es no conocer a Dios. Así nos lo recordaba el papa Francisco cuando en Evangelii gaudium escribía: «La peor discriminación que sufren los pobres es la falta de atención espiritual. La inmensa mayoría de los pobres tiene una especial apertura a la fe; necesitan a Dios y no podemos dejar de ofrecerles su amistad, su bendición, su Palabra, la celebración de los Sacramentos y la propuesta de un camino de crecimiento y de maduración en la fe» (EG 200)” (n. 3).
4) “La esperanza cristiana, a la que remite la Palabra de Dios, es certeza en el camino de la vida, porque no depende de la fuerza humana sino de la promesa de Dios, que es siempre fiel” (n. 4).
5) “La invitación bíblica a la esperanza conlleva, (…), el deber de asumir responsabilidades coherentes en la historia, sin dilaciones. La caridad, en efecto, «representa el mayor mandamiento social» (Catecismo de la Iglesia Católica, 1889)” (n. 5).
6) “Los pobres no son objetos de nuestra pastoral, sino sujetos creativos que nos estimulan a encontrar siempre formas nuevas de vivir el Evangelio hoy. Ante la sucesión de nuevas oleadas de empobrecimiento, existe el riesgo de acostumbrarse y resignarse” (n. 6).
7) “El trabajo, la educación, la vivienda y la salud son las condiciones para una seguridad que nunca se logrará con las armas” (n. 6). 8) “Confiemos en María Santísima, Consuelo de los afligidos, y con ella entonemos un canto de esperanza” (n. 6).
Recibid mi cordial saludo y mi bendición.
+ Julián Ruiz Martorell
Obispo de Sigüenza-Guadalajara
Novena en honor de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa

Novena del 19 al 27 de noviembre, después de la Eucaristía de las 12:00 h.
¡Oh María sin pecado concebida!,
rogad por nosotros que recurrimos a Vos.
Adoración Nocturna Española -Diócesis Sigüenza-Guadalajara
VIGILIA Sábado, 18 de octubre, a las 17:00 h. en San Nicolás el Real AQUÍ PUEDES CONSULTAR EL BOLETÍN DE OCTUBRE DE 2025
Leer más→Fiesta de San Vicente de Paúl, sábado 27 de septiembre de 2025
Eucaristía en San Nicolás el Real, el sábado 27 de septiembre, a las 19,30 h. ALGUNOS PENSAMIENTOS DE SAN VICENTE DE PAÚL «Ayudando a los pobres, cumplimos la Justicia y no la Misericordia.» «Hermanos, amemos a Dios, pero con nuestros brazos y con el sudor de nuestra frente; porque el cariño, la benevolencia, un corazón […]
Leer más→Proyecto de acompañamiento en hospitales. Sociedad de San Vicente de Paúl (SSVP)

La Sociedad de San Vicente de Paúl (SSVP) ha lanzado un proyecto de acompañamiento en hospitales para brindar apoyo a personas hospitalizadas y a sus familiares.
Este proyecto, que va dirigido a los aspectos más trascendentales de la persona, busca humanizar el entorno hospitalario, y ofrecer consuelo y compañía en momentos de soledad y vulnerabilidad.
Los servicios de acompañamiento en hospitales incluyen:
- Visitas de acompañamiento: Los voluntarios de la SSVP visitan a pacientes hospitalizados que se encuentran solos, proporcionando compañía y apoyo emocional. Estas visitas ayudan a aliviar la soledad y a mejorar el estado anímico de los pacientes.
- Acompañamiento a familiares: Además de acompañar a los pacientes, también ofrecemos apoyo a sus familiares, escuchando sus necesidades y preocupaciones, y proporcionándoles consuelo y orientación.
- Apoyo en gestiones: Ayudamos a los pacientes y sus familiares a realizar gestiones dentro del hospital, facilitando su experiencia y asegurando que reciban el apoyo necesario para trámites y procedimientos.
- Actividades de animación y entretenimiento: Organizamos actividades recreativas y de entretenimiento tanto para los pacientes como para sus familiares, con el objetivo de mejorar su estado anímico y proporcionarles momentos de distracción y alegría.
Para llevar a cabo esta tarea se necesitan voluntarios
Haz voluntariado en el programa de Personas hospitalizadas
Necesitamos voluntarios mayores de 20 años, con capacidad de empatía y escucha, trabajo en equipo e inquietud por la formación personal. El tiempo de dedicación es variable, pero requiere como mínimo una mañana o una tarde a la semana, además de un tiempo extra cada mes para las reuniones de equipo, coordinación y cursos de formación específicos.
Si estás interesado en colaborar puedes informarte en: https://ssvp.es/que-hacemos/enfermos-hospitalizados/ y en los teléfonos 604904202/ 686076895.
Día de la Iglesia Diocesana, domingo 9 de noviembre de 2025 – Carta de nuestro Obispo
EN ESTE ENLACE PUEDES CONSULTAR INFORMACIÓN SOBRE LA JORNADA * * * * Queridos hermanos en el Señor: Os deseo gracia y paz. El lema del Día de la Iglesia Diocesana es: “Tú también puedes ser santo”. Estamos invitados a tomar en serio nuestra común vocación a la santidad en la vida ordinaria y en […]
Leer más→Solemnidad de la Dedicación de la Basílica de Letrán – domino 9 de noviembre
Hoy celebramos la Solemnidad de la Dedicación de la Basílica de Letrán ―de esta Basílica, catedral de Roma―, que tuvo lugar en el siglo IV, obra del Papa Silvestre I. La construcción se llevó a cabo por voluntad del emperador Constantino, después de que, en el año 313, concediera a los cristianos la libertad de […]
Leer más→Fiesta de la Dedicación de la Basílica de Letrán – Eucaristía de las Familias -Domingo 9 de noviembre
Monición de entrada: Este domingo la Iglesia conmemora la Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán, la catedral del Papa como obispo de Roma. Esta Basílica es símbolo de la unidad de todas las comunidades cristianas con Roma -se la llama «la Madre de todas las iglesias»- y por eso celebramos la fiesta […]
Leer más→8 de noviembre de 2025 – Encuentro Arciprestal 2025 – Domingo, 9 de noviembre será el Día del Arciprestazgo
Con el lema “-¿Quién eres? -Soy Jesús”, discurrirá el Encuentro Arciprestal, durante la mañana, desde las 10:00 hasta las 14:30 horas, en el Colegio Niña María de Adoratrices. HORARIO DEL ENCUENTRO 10.00 h: Acogida y entrega de materiales 10.15 h: Oración inicial 10.30 h: Evaluación de la programación 2024-25(Arcipreste), Génesis y camino del Plan […]
Leer más→
Concurso de Christmas Navideños - Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad





