Monición de entrada:
Cuando alguien que nos quiere mucho, nos pide que hagamos algo de una manera determinada, nos fiamos porque sabemos que es bueno para nosotros. Jesús nos ha demostrado que nos quiere mucho. Ahora Jesús resucitado nos dice cómo debemos actuar si queremos ser felices.
Primera Lectura: Hch. Apost. 3,13-19
San Pedro les decía a los judíos que no habían entendido nada y habían matado a Jesús, al «autor de la vida».
Salmo 4:
«Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor».
Segunda Lectura: 1ª Jn 2,1-5
Evangelio: Lc 24,35-48
El evangelio nos dice que «se les abrió el entendimiento y comprendieron las escrituras»… A nosotros nos puede pasar lo mismo si conocemos a fondo a Jesús.
Preces:
1. Por todos los que formamos la Iglesia, para que nuestro comportamiento sea la luz que haga ver al mundo que Jesús ha resucitado. Roguemos al Señor.
2. Por todos los países del mundo, para que los más ricos tengan un comportamiento de respeto e igualdad con los más pobres. Roguemos al Señor.
3. Por todos los enfermos, sobre todo los niños, para que puedan ver en los que les rodean el rostro de Jesús resucitado que les quiere y les consuela. Roguemos al Señor.
4. Por las personas que tenemos a nuestro alrededor y que necesitan de nosotros, para que sepamos mostrarles el verdadero rostro de Jesús, y les ayudemos en sus necesidades. Roguemos al Señor.
5. Por los que estamos alrededor del altar celebrando esta Eucaristía. Roguemos al Señor.
Invitación a comulgar:
Ahora que te vamos a recibir en la comunión, te damos gracias, Señor, porque sabemos que sólo quieres lo mejor para nosotros y gracias por mostrarnos tu rostro. Nos vamos a ir de esta Misa con el deseo de querer lo mejor para los demás, y de mostrar tu rostro a los que nos rodean con nuestro buen comportamiento.
Despedida:
En la misa hemos experimentado la presencia del Señor resucitado en medio de nosotros. Pero esta presencia hemos de vivirla durante toda la semana, y se tiene que notar en nuestro comportamiento con los familiares, amigos y vecinos.
